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 domingo, 14 de marzo de 2004

Fitoestrógenos y climaterio
Como si fueran hormonas

La menopausia es un proceso fisiológico que supone la interrupción definitiva de la menstruación. La producción de estrógenos por los ovarios se reduce progresivamente y, como consecuencia, se producen los síntomas típicos del climaterio, tales como sofocos, insomnio, dolores de cabeza, cambios de humor, nerviosismo, irritabilidad, depresión y sequedad vaginal, entre otros. Las isoflavonas de soja parecen haberse revelado como la alternativa natural para esta nueva etapa en la vida de la mujer. Estudios epidemiológicos relacionaron el alto contenido de isoflavonas de soja en la dieta de la población femenina japonesa con un índice menor de accidentes cardiovasculares, osteoporosis, una menopausia más tardía, menos trastornos y la casi inexistencia de sofocos.

¿Qué son las isoflavonas?

Las isoflavonas son un conjunto de compuestos naturales pertenecientes a los fitoestrógenos, presentes en vegetales como la soja. Se presentan en pequeñas cantidades en la planta. El contenido de isoflavonas en los granos de soja depende de varios factores: genotipo, condiciones medioambientales y cultivos. En los alimentos derivados de la soja la composición de isoflavonas varía debido a los efectos de los tratamientos térmicos y de la fermentación, lo que produce cambios de un alimento a otro. Así 100 gramos de soja contienen 300 mg. de isoflavonas, mientras que otras legumbres sólo 5 mg.

Se trata de sustancias de origen vegetal que, sin ser hormonas, estructural y funcionalmente se asemejan al estradiol y se unen a los receptores de estrógenos manifestando propiedades estrogénicas. Actúan como un modulador selectivo del receptor estrogénico en ciertos tejidos, teniendo efectos similares a la hormona. También actúan como antiestrogénicos.

El consumo diario de la mujer oriental es de 40 mg a diferencia de los escasos 5 mg de la occidental. Pero existen productos con isoflavonas que permiten completar la dieta de la mujer climatérica y mejorar su calidad de vida.

En general mejoran la sintomatología climatérica, particularmente disminuyendo los sofocos, la irritabilidad emocional y el insomnio. También inciden favorablemente sobre enfermedades asociadas al período posmenopáusico como la osteoporosis y los trastornos cardiovasculares. En las mamas y endometrio tienen un efecto antiestrogénico.

Actualmente se utilizan en la perimenopausia (el período que precede inmediatamente a la menopausia y el primer año siguiente) cuando empieza a decaer la función ovárica y a disminuir la producción de estrógenos.

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