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 domingo, 07 de marzo de 2004

El gobernador elabora planes para dotar de otro ímpetu a su administración
Obeid estudia modificaciones en su gabinete con cambios y enroques
Con excepción de Coordinación, Obras Públicas, Educación y Salud, el resto de las áreas estaría bajo análisis

Jorge Sansó de la Madrid / La Capital

Presumiblemente en los próximos días se definirán los cambios que darán una nueva fisonomía al gabinete gubernamental, con más de una movida que por estas horas tiene a estudio el gobernador Jorge Obeid, pese al cerrado hermetismo con que se viene manejando la cuestión. La decisión de cuándo dar a conocer cómo quedará conformado su elenco de colaboradores es una prerrogativa que Obeid se reserva exclusivamente para sí. Y, obviamente, tendrá la última palabra en el armado de la grilla que hasta entonces estará sujeta a tanta especulación como a desmentidas sean posibles. De todos modos, Alberto Gianneschi, ministro de Gobierno, sería uno de los que dejaría su cargo.

De hecho, también esta vez la decisión de la modificación llega precedida de rumores insistentes que sistemáticamente se encontraron en las últimas horas con cerradas negativas en la Casa Gris o reacciones de sorpresa entre los más encumbrados dirigentes. Pero hubo quienes aseguraron intuir que "algo va a pasar".

Ese "algo" se traduciría en la decisión de otorgarle al gobierno provincial una tónica distinta, la que comenzaría precisamente por la renovación de algunos de sus protagonistas.

Se descuenta que los ministerios de la Coordinación, Obras Públicas, Educación y Salud no serán tocados, pero todas las demás áreas estarían por estas horas siendo consideradas en la evaluación del gobernador.

Aunque nadie descarta nada, como la posibilidad de incluir algún nombre nuevo en el gabinete, una de las ideas que parecen tener más fuerza sería la de producir enroques en el actual equipo. Pero esta alternativa importa una ingeniería de rompecabezas cuya principal dificultad sería la de no afectar la impronta de aquellas segundas o terceras líneas que, según el caso, no serían cambiadas y que deberán asegurar la continuidad de las tareas hasta tanto las nuevas cabezas definan su propia manera de actuar. Otra cuestión anexa es, justamente, la coordinación entre estas partes mencionadas.

La ventaja de generar enroques y no lisa y llanamente cambios es que pueden presentarse como un reacomodamiento en procura de eficientizar la tarea del mismo equipo, cuestión cara al gobernador Obeid, quien en su anterior mandato se planteó el desafío de mantener inalterable al conjunto de sus colaboradores durante los cuatro años de mandato y lo logró, cosa que se permitió recordar más de un vez durante su campaña electoral y después, cuando presentó a quienes hoy lo secundan en el gobierno.

Empero esa cuestión se vería relativizada o, si se quiere, subsanada por cuanto Obeid planteó al elegir al actual gabinete un desafío que hizo hincapié en la edad de sus miembros. "Dejen que veamos cómo se desempeñan, después hablamos", fue la muletilla con la que el mandatario aventó alguna que otra temprana duda o queja respecto de ciertos hombres y mujeres de su administración.


Hora de reacomodamientos
Tras dos meses de observar cómo se desempeñan sus colaboradores, el hecho de que Obeid haya decidido cambiar de puesto a algunos de ellos sería un reacomodamiento más que un recambio, pero siempre ratificatorio del desafío inicial: dar la oportunidad a gente nueva en las lides de decidir y conducir desde un gobierno.

Con un frente político complicado por la inesperada confrontación entre el gobierno nacional y el senador Carlos Reutemann, circunstancia que lo pone en la necesidad de un agotador juego de desgastantes equilibrios y la herencia de numerosos frentes de conflicto, Obeid apostó a mantenerse lo más alejado que sea posible de la interna política, esto es cuidando la equidistancia entre Buenos Aires y Llambi Campbell, a fin de resguardarse de posibles efectos perniciosos.

Paralelamente, puso manos a la obra en encarar los reclamos de distintos sectores. Ayer en la Expochacra se lo vio resueltamente distendido al gobernador. Es que durante la semana aventó dos posibles dolores de cabeza: un no inicio del ciclo electivo, mañana, por una huelga docente, lo que fue conjurado con el aumento que los maestros terminaron aceptando, y un paro de los estatales que hoy, confían en su entorno, quedará definitivamente alejado si -como se espera- los afiliados a la UPCN aceptan también la mejora salarial ofertada el viernes.

Entre tanto la aprobación de la reglamentación de la ayuda a los damnificados por la inundación del río Salado en la capital provincial y la entrada en funcionamiento del Ente de Reparación parecen haber logrado una sensible baja en la tensión de ese sector social.

Con el escenario local de este modo más despejado y calmo, Obeid buscará generarse condiciones de gobierno que le faciliten poder exhibir con mayor efectividad algunos logros de gestión, como las inversiones que están llegando a la provincia (500 millones de dólares en dos meses), las que -se lamenta- se han perdido de vista en la hojarasca de otras discusiones.

En procura de esa tónica es que Obeid encararía las reformas que, se piensan, serían más o menos inmediatas.

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El gobernador visitó ayer la Expochacra.

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