| domingo, 07 de marzo de 2004 | Editorial FMI, una decisión crucial La Argentina enfrenta una decisión crucial y que seguramente marcará a fuego el futuro de las relaciones entre el país y la comunidad internacional. Este martes debe cancelar un pago de 3.100 millones de dólares con el FMI para evitar entrar en default, también, con el organismo de crédito. Paralelamente, el Fondo tiene que resolver si aprueba la segunda revisión de las metas acordadas el año pasado.
La negociación -no es ninguna novedad- no resultará sencilla; por el contrario, por estas horas aparece tan complicada que en el seno del propio gobierno nacional hay diferentes posiciones respecto a qué hacer. La posición del presidente Kirchner es no pagar con reservas del Banco Central si no hay certezas de que el Fondo va a aprobar el acuerdo y, por ende, reintegrar el dinero.
El FMI envió un documento a la Argentina en el que detalla cuáles son las exigencias para dar su conformidad. La primera es la publicación del decreto con la designación del sindicato de bancos que representará a la Argentina en la negociación con los tenedores de bonos en default. La segunda exigencia es que el gobierno consiga un alto porcentaje de adhesión a su propuesta de pago. Finalmente, el FMI quiere que se establezca un cronograma de los pasos a seguir en la relación con los acreedores. La Argentina ya envió su respuesta y ahora espera un nuevo mensaje.
Ya se sabe que el directorio
del Fondo no tratará el caso argentino hasta, al menos, el 15 de marzo. Es decir que las metas no estarán aprobadas antes del momento del pago.
Si Kirchner mantiene su decisión de no pagar sin el acuerdo y Anne Krueger sigue tan inflexible como siempre, el final de la negociación es impredecible. El gobierno tiene por delante una decisión política de enorme trascendencia. Se impone, como nunca antes, actuar con responsabilidad y coherencia para preservar la esperanza de construir un proyecto de país viable y con futuro. enviar nota por e-mail | | |