| domingo, 07 de marzo de 2004 | Rossi en el Café del Bajo -Hoy está con nosotros un funcionario de valía, el presidente del Concejo Municipal de Rosario, Agustín Rossi. Le agradecemos que esté compartiendo estas charlas y de inmediato vamos a las preguntas. Aquí va la primera: Al menos el setenta por ciento de las angustias de los argentinos es responsabilidad de los gobiernos, ¿está de acuerdo con la aseveración?
-Es indudable que las responsabilidades mayores de lo que sucede en las sociedades la tiene su clase dirigencial. Yo no incluiría sólo a los gobiernos, sino incluiría a la dirigencia en su globalidad: dirigencia empresaria, sindical y toda aquella que tenga un rol preponderante dentro de la sociedad. Está claro que no puede echársele la culpa de los males a los sectores más desprotegidos, sino que son los niveles de conducción los que tienen esa cuota de responsabilidad. Obviamente que mejorando la calidad de representación institucional, mejorando los niveles de la dirigencia se va a disminuir ese porcentaje al cual usted hace referencia. Pero coincido en general con su afirmación.
-Convendrá conmigo en que el Concejo está desacreditado. ¿Hay interés y trabajo para remontar ese aplazo que le puso el rosarino?
-El Concejo Municipal sufre, además de todo el descrédito en el que está sumergida la actividad política, mucho más por ser cuerpo legislativo. Es mucho más fácil conseguir adhesiones en el cuerpo ejecutivo porque la gente visualiza al legislativo como un órgano en donde la solución de sus problemas está más lejos que en los ejecutivos. En el caso de Concejo Municipal de Rosario creo que mientras logremos transmitirle a la sociedad rosarina que la institución tiene como resultante una cierta cantidad de proyectos (que puedan algunos gustar más o algunos gustar menos) nos vamos a acercar más a lo que la gente pretende y al mismo tiempo nos estaremos alejando de una serie de hechos que en el pasado nos pusieron en el límite de situaciones escandalosas. En síntesis: tenemos que lograr que el Concejo Municipal sea visto por el rosarino como un lugar donde se puede acudir para la solución de su problema y eso se hace con trabajo, constancia y elaboración de proyectos.
-¿Qué lo llevó a presentar este proyecto de no venta de alcohol en salones de venta, almacenes y supermercados de 11 de la noche a 8 de la mañana?
-Tres o cuatro elementos. El primero fue modificar un uso urbano que molestaba a otros. Esa situación de venta de alcohol a altas hora de la noche implicaba que el consumo se hacía fuera del establecimiento y esto generaba molestias no sólo a los vecinos, sino a los transeúntes. En segundo lugar en estos lugares se dificultaba el cumplimiento de la ley nacional que impide la venta de alcohol a menores, porque siempre existía la excusa del titular del negocio de que él no le vendía a un menor, sino a un mayor y no había posibilidad de control. En tercer lugar se apuntó a disminuir la sensación de inseguridad en la noche de Rosario. La aglomeración alrededor de estos negocios daba la sensación de que la noche rosarina estaba absolutamente desordenada y eso ayudaba a una sensación de mayor inseguridad y por último era cierto que en estos lugares el control sobre el consumo excesivo no se verificaba. Asimismo, había que dar una fuerte señal desde el municipio de que estamos verdaderamente preocupados y ocupados en como funciona la noche en la ciudad.
-¿Cree en el amor y lo puede definir?
-Sí, creo en el amor. Lo definiría como una sensación de bienestar y es mucho más difícil vivir sin ella que con ella.
-Si Dios se le presenta una noche y le concede tres deseos ¿qué le pide?
-Que mis cuatro hijos tengan el mejor futuro. Que puedan vivir bien, desarrollarse bien, ser felices. Uno está en una edad en que piensa más en ellos que en uno mismo. Si hay algo por lo que yo firmaría sería por la felicidad de mis cuatro hijos.
-¿La seguimos mañana?
-Con todo gusto.
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