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 domingo, 07 de marzo de 2004

Mercados: Los escenarios para después del 9 de marzo

Salvador Di Stéfano

Renunció Horst Köhler al FMI y a nuestro pesar asume interinamente Anne Krueger, una funcionaria muy criticada por la administración Kirchner por defender la década de los 90.

Ingresa en el peor momento porque todos conocemos su postura critica al país y el martes vence un compromiso de 3.100 millones de dólares. Kirchner pretende que el FMI le apruebe las metas y luego paga, el FMI pretende que Argentina pague y luego revisara las metas. ¿Cuál es el problema? Que si el FMI aprueba las metas los 3.100 millones de dólares se reembolsan, en cambio si no se aprobasen las metas el dinero no regresaría más, caerían las reservas y el respaldo de la base monetaria, presionando sobre el tipo de cambio.

El FMI está molesto porque luego de la maratónica reunión que el ministro Roberto Lavagna tuvo con el Köhler el 9 de febrero pasado pocos fueron los avances en materia de negociaciones de la deuda pública. Se nombró al sindicato de bancos, pero el decreto del Poder Ejecutivo nunca se conoció y esto demuestra poca voluntad de trabajar en una propuesta seria para reestructurar la deuda.

El gobierno aumentó las tarifas y se comprometió a presentar una propuesta concreta para reestructurar la deuda, pero el FMI quiere ir más allá de las metas cuantitativas, que están cumplidas holgadamente, a las cualitativas, que incluye una reestructuración de deuda presentada lo más rápida posible.

De todos modos, se nota cierta flexibilización de la posición. El ministro Roberto Lavagna dijo el día jueves que los acreedores han entendido mal y que nunca hablo de una quita nominal del 75% de la deuda sino que siempre habló de una quita del 75% en el valor presente neto.

Pocos días atrás el presidente entendió que no es lo mismo el concepto entre quita nominal y quita de valor presente, lo que ayudó flexibilizar posiciones, pero en el maravilloso mundo de los negocios y el dinero nadie firma un acuerdo con declaraciones. Como dice el refrán del dicho al hecho hay un largo trecho, se necesitaran definiciones y para eso no hay tiempo: el martes se paga y los mercados rebasarán de alegría o no se paga y seguirán las preocupaciones.

Si el 9 de marzo el gobierno no paga no se caería en cesación de pagos, ya que hay 30 días de gracia para hacerlo, pero sí sobrevendría mucha más inquietud al mercado. Las versiones informales decían que si el FMI no le hacia un guiño Argentina no pagaba, ahora se pone a prueba la habilidad del presidente para negociar, ya que según el manual del negociador intransigente que tiene Kirchner debería cumplir con su palabra y no pagar el martes. Caso contrario, estaremos presenciando un cambio de estrategia pasando de la agresividad al diálogo, lo que sería más prudente para los tiempos que corren y la suerte que podríamos correr los argentinos.

Estamos ante tres escenarios posibles, si paga los mercados saldrán disparados a la suba y hay mucho dinero agazapado para ingresar a la bolsa en un contexto en donde faltan alternativas de inversión, con afluencia de dólares al mercado y muchas posibilidades de ver al tipo de cambio cotizando entre 2,80 y 2,90 en el trimestre próximo.

Si Argentina decide no pagar el 9 de marzo seguirá la incertidumbre, los mercados se derrumbarán y habrá que esperar hasta el 9 de abril, ya que si finalmente vuelve a no cumplir se le declarara el default formal con los organismos internacionales se generará una mayor incertidumbre en el mercado doméstico, porque implicará el paso a una economía más cerrada, con estricto control cambiario y un retroceso en la actividad económica futura. Por otro lado un default con los organismos financieros internacionales será el paso previo al default de la denominada deuda junior Argentina, que hasta ahora se paga en tiempo y en forma y será imposible de honrar, específicamente los títulos Boden, Bogar y los Bocones emitidos luego de la devaluación.

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