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 domingo, 07 de marzo de 2004

De la tienda a la comisaría

Vivo en la ciudad de Santo Tomé y a través de esta sección quiero contar los padecimientos que tuve que sufrir el 26 de febrero pasado cuando con mi criatura de 2 años y 10 meses visité el local de "Falabella" en Rosario. A las 18 de ese día, y estando sola con mi pequeño hijo Ovidio, decidí ir a conocer el citado negocio. Una vez que ingresé comencé a recorrerlo y a realizar algunas compras. Luego de elegir algunas cosas para mí, veo que mi hijo tiene en su poder una caja de juguetes. Continuamos recorriendo y posteriormente me doy cuenta que el nene había abierto la caja y tenía en su poder un brazalete color rojo de plástico, ante lo cual tomo la caja y la llevo yo, dado que mi hijo ya la había abierto. Sigo recorriendo el lugar con la caja en la mano y me dirijo nuevamente a la planta baja del local, donde dejo todas las cosas que había escogido para poder elegir más ropa que deseaba adquirir. Posteriormente tomo las cosas que había dejado y voy a la caja a abonar. En el momento en que recojo las cosas no me acuerdo de haber visto la caja del juguete, por lo que supongo que la habían retirado del lugar. La cuestión es que al no verla me olvidé completamente de esa caja y de que mi hijo tenía la pulsera en su mano. Una vez que aboné lo que había escogido (cuatro prendas por un valor de $60 que pagué con mi tarjeta de crédito Visa), me dirijo al subsuelo del comercio porque quería ver los artículos del bazar. Después de eso procedo a retirarme del comercio (supongo que estuve en su interior entre una hora y media y dos horas). Cuando llego a la puerta del negocio una persona de seguridad me detiene y me pide los tickets de mi compra. En ese momento aparece una mujer vestida de blanco, sin ninguna identificación, y me llevan a un pasillo donde me dicen lo siguiente: "Su hijo rompió un juguete e intentó llevárselo; usted va presa". En ese momento advierto que mi hijo tenía el brazalete y le digo a estas personas que si correspondía no tenía problemas en abonar por ese juguete. Me contestan que no, pido hablar con el gerente y me dicen que no está para estas cosas, y entro en una crisis nerviosa con mi criatura llorando, por lo que no puedo recordar con nitidez qué aconteció posteriormente. Sólo sé que fui humillada y transportada en un patrullero policial con mi criatura hacia la comisaría competente. Esto terminó en la seccional 2ª de policía, donde estuve detenida hasta las 12 de la noche, momento en el cual la policía constató que no tenía ningún antecedente y me dejó ir.

Vale resaltar que me encontré sola con mi hijo en una ciudad donde yo no residía y a 150 km de mi marido, a quien preferí no avisarle pues no quería que viajara hasta Rosario a esas horas de la noche, cuando el motivo de mi detención era un supuesto intento de hurto, cosa que resulta irracional desde cualquier análisis de los hechos. No fue mi intención robar nada, tampoco fue mi intención -si hubiese roto algo mi hijo- no afrontar el gasto, tan es así que cuando observé que había abierto la caja yo misma la llevé conmigo para pagarla. Reconozco que posteriormente no sé donde quedó esa caja y que no me dí cuenta que mi hijo conservaba el brazalete, pero ello no habilita a ningún ser racional a acusarme y tratarme de delincuente. Prueba de ello es que compré por un valor varias veces superior a ese juguete, y además estuve dos horas paseando por el local sin que nadie me advierta esta situación, todo lo contrario, esperaron que abra la puerta del local para proceder como si fuese una ladrona. Todavía no entiendo por qué obraron de esa manera, cómo no me permitieron devolver el juguete o en todo caso abonar y solucionar el malentendido, ni por qué se ensañaron así conmigo y con mi hijo. Ante este absurdo y frente al dolor y la impotencia que me causa la situación vivida, es que denuncié en la Defensoría del Pueblo el obrar temerario de la empresa "Falabella" de Rosario, para que se reparen plenamente los daños ocasionados y para que esta penopsa situación no se repita con otra persona. Quiero aprovechar también para dejar bien en claro que estoy muy agradecida a todo el personal policial de la seccional 2ª, que intervino en este absurdo, quienes en todo momento demostraron gran solidaridad para conmigo y mi pequeño hijo.

Carolina Guadalupe Merlau,

DNI 24.719.702. Saavedra 3456,

Santo Tomé.



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