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 domingo, 29 de febrero de 2004

Vuelta al colegio. Se necesitan pupitres y pizarrones para empezar las clases
Puertas rotas, baños sin agua y ventanas sin vidrios son parte de la escuela pública

Casi igual que una cárcel. Esa es la impresión que queda después de recorrer las escuelas de la periferia de Rosario. Ventanas enrejadas. Puertas enrejadas. Ventiluces enrejados. Rejas y más rejas. Barrotes finos. Barrotes gruesos. Alambres tejidos... Maestros y estudiantes presos en las aulas. Todo esto para tratar de frenar los robos reiterados, que son el peor flagelo que destruye hoy a los establecimientos educativos. Además, el panorama se completa con tabiques divisorios de aulas que hacen de pizarrones, cables totalmente expuestos o piletones sin canillas, entre otras perlitas.

La escuela Nº1.322 Rosario de Santa Fe está ubicada en República Arabe Unida al 2300, en pleno barrio Luchetti. Está rodeada de villas y se la conoce como la escuela de los gitanos. Allí comen todos los días 741 chicos. Los robos reiterados obligaron a las autoridades a poner custodia policial durante las 24 horas. Un efectivo de la brigada de Orden Urbano se planta en la puerta de la escuela para tratar de reducir los riesgos de asaltos.

Según pudo comprobar La Capital en su recorrida, en esta escuela los vidrios brillan por su ausencia. Es más, las ventanas son sólo un recuerdo. Los robos dejaron en pie sólo los marcos y las rejas de esas aberturas. Las cañerías de los desagües pluviales también han sido parte del botín. Las paredes con humedad decoran galerías y aulas. En tanto, los tubos fluorescentes desaparecieron. Las luces volverán a brillar cuando se reanuden las clases, para evitar que vuelvan a ser saqueadas.

Rita Santambrosio es la vicedirectora a cargo del anexo de la escuela Nº660, que sufrió el año pasado una treintena de robos y hasta había perdido las puertas de la escuela. La docente comentó que no tienen heladera desde fines de 2002 y ahora no alcanzan los cubiertos para los 80 estudiantes que concurren a diario al comedor. También convocó a un "alma caritativa" que les done un tanque de agua, porque "todos los días los perforan a balazos". La lista de pedidos, sin duda, es mucho más extensa, al igual que en la escuela Nº1.333 Nueva Esperanza, ubicada en Garzón al 4400. En este establecimiento del barrio toba reciben ración alimentaria 760 chicos. María Rosa Hernández trabaja en el comedor y destacó que es imprescindible que haya custodia policial.

El tanque de agua también fue destrozado, los inodoros desaparecieron, las canillas en los baños ya no existen y la humedad en las paredes también se hace presente. A eso hay que agregar que en algunos salones se cayó el techo de yeso, se roban permanentemente los candados de las puertas, los ventiladores fueron hurtados o están destrozados y hasta se llevaron el teléfono.

En la escuela de enseñanza media Nº240 Lola Mora (pasaje Quinta Biselli 5728) los problemas de infraestructura no son tan graves. Pero la falta de mobiliario se hace sentir. La vicedirectora Adriana Sessarego recordó que vienen solicitando pupitres y sillas a las autoridades ministeriales desde septiembre pasado y aún no llegaron. Los ventiladores de techo también fueron robados. Faltan rejas en algunas ventanas, con lo cual se incrementa la inseguridad del establecimiento y se hace necesaria la reparación de los desagües pluviales para evitar que el inmueble vuelva a inundarse como ocurrió el año pasado.

La escuela Nº1.276 Marta Salotti está ubicada a pocos metros de la anterior, en pasaje Quinta Biselli 5692. En este establecimiento se dictan clases en tres turnos. Las deficiencias son muchas a pesar de que una mano de pintura reciente da una imagen de limpieza y prolijidad al lugar. Pero a pesar de que se dice que "la pintura tapa todo", en este caso no alcanza a cubrir los problemas en el sistema de electricidad, los pizarrones rotos, los pupitres arruinados, los vidrios destruidos y los armarios que se usan para tapar agujeros. Ante la falta de pizarras, la intendenta del establecimiento, Estela Cubertié, optó por pintar de negro los tabiques divisorios de madera, para poder escribir con tizas. "Nos preguntan las autoridades si se pueden iniciar las clases. Y yo les contesto que si pudimos terminar en este estado, bien podemos recomenzar", agregó con tristeza Cubertié.

"Las escuelas están en estado lamentable", confirmó el presidente de la Federación de Cooperadores Escolares, Augusto Duri, y agregó que la seguridad "es crucial". Y señaló: "En este tema, el gobierno provincial no acierta con una política que solucione este problema, porque la vigilancia policial no es la solución".

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En la 1.276 los cables eléctricos están al aire.

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