| sábado, 28 de febrero de 2004 | El sabio, el Restaurador y Malvinas Las márgenes del río Colorado fueron testigos, el 17 de agosto de 1833, de una histórica reunión. El investigador Charles Darwin era recibido en un campamento militar por Juan Manuel de Rosas, entonces jefe de una expedición a la Patagonia. Tras el encuentro, el científico diría que "jamás se ha reunido un ejército que se pareciera más a una banda de bandoleros". También los criollos sospechaban de los navegantes europeos: "Las investigaciones que hacen los extranjeros hacia el sur de la bahía de San José deben llamar seriamente nuestra atención", escribía en esos días el general Tomas Guido, El militar decía estar persuadido de que "no se trata solamente de rectificar descubrimientos y adelantar nociones científicas, el plan inglés irá más adelante y algún día veremos en nuestro continente poblaciones extranjeras que se aprovecharán de nuestra imprevisión". Había un clima de desconfianza y Rosas indicó a Buenos Aires su idea de "asociarse con tehuelches para defender las tierras patagónicas", ya que en enero de 1833 las islas Malvinas habían sido ocupadas por los británicos. Durante la toma de las islas el capitán Fitz Roy, al mando del Beagle, recorría las costas fueguinas cumpliendo las órdenes emanadas desde el almirantazgo inglés: realizar un minucioso relevamiento de la zona. Dos meses después de desembarcar los británicos en Malvinas, Fitz Roy y Darwin arriban al archipiélago. De aquel viaje al territorio patagónico e islas, el naturalista expresó que "la maldición de la esterilidad pesa sobre ese país". Las dudas sobre el avance científico promulgado por los ingleses no eran sólo de los criollos, los viajes que realizó el naturalista durante cinco años -en ambas costas sudamericanas, Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia, Tasmania, Brasil y las Azores-, fueron interpretadas por muchos historiadores como investigaciones que luego serían utilizadas por la corona británica para extender sus dominios. enviar nota por e-mail | | |