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 miércoles, 25 de febrero de 2004

Terapias alternativas para superar traumas
El avance de las neurociencias ayuda a la elaboración psíquica del episodio

Una experiencia traumática de abuso o violación puede elevar el grado de complicación que cualquier ser humano normal tiene con su vida sexual hasta el punto en que no pueda tener relaciones ni establecer vínculos que surjan del deseo. Las terapias cognitivo-conductuales y psicoanalíticas han sido las más utilizadas para ayudar a superar los problemas derivados de un abuso, pero el avance de las neurociencias ha aportado más recientemente otras alternativas que apuntan particularmente al recuerdo del episodio con técnicas menos convencionales.

A partir de que se estableciera el diagnóstico de "trastorno por estrés postraumático", a principios de la década del 80, se comprobaron similitudes entre síntomas presentados por mujeres violadas y los que padecían soldados que habían vuelto de una guerra. Se trata de reacciones de intenso horror o desesperanza desatadas originariamente por una circunstancia que amenazó seriamente la vida o la integridad física, y que luego puede repetirse en ausencia de tales circunstancias.

Como ejemplo de ello el psicólogo Eduardo Cazabat, terapeuta y director asociado de la revista de la Asociación Argentina de Psicotrauma, refiere el caso de una paciente adulta a la que una "sensación de asco" perturbaba en sus relaciones sexuales. "En las primeras entrevistas surge que había sido abusada de niña, pero lo cuenta como al pasar, como si no tuviera nada que ver. Tratamos el tema con una terapia especial, lo cual le produjo una catarsis emocional muy fuerte a pesar de que supuestamente había olvidado el episodio, y a la semana siguiente dijo que casualmente había tenido relaciones como nunca en su vida. Pero ni siquiera así había logrado conectar que aquella experiencia de abuso había tenido algo que ver con su posterior vida sexual", relató Cazabat.

La acción desde el inconsciente del episodio traumático se suele caracterizar por el olvido y la disociación. La sexóloga Nydia Carranza Oviedo, miembro de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH), explica que debido a ello se usan teapias basadas en la relajación profunda para recordar e "integrar al psiquismo" el suceso que operaba de manera autónoma. "En la terapia inductivo-regresiva se hace volver a la persona hacia atrás en estado de relajación profunda hasta que recuerda; allí podrá ir desenredando eso que psicológicamente se organizó en torno de su sexualidad, y de ahí se sigue con una terapia progresiva, que es una desensibilización sistemática con la cual la persona comienza a acercarse a la sexualidad ya sin aquella sensación".

En realidad la relajación profunda o hipnosis, revitalizada hoy desde las neurociencias, se utilizaba ya en tiempos de Freud, y fue precisamente el vienés quien sugirió la cura por la simple asociación libre de ideas sin hipnosis, creando así el psicoanálisis.

Aunque al volver al estado normal el o la paciente olvide los recuerdos inducidos, y aunque estos no se correspondan fidedignamente con los hechos tal cual sucedieron (ambas cosas suelen ocurrir), el paso por la conciencia, identificada en el lóbulo frontal del cerebro, es la que según la terapeuta produce la integración al aparato psíquico.

En cuanto a las terapias utilizadas (la inducción o hipnosis es un método pero no una terapia en sí), el licenciado Cazabat mencionó las siguientes:

u La de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR, según sus siglas en inglés), donde por estímulos que se alternan de derecha a izquierda (un sonido, un golpeteo sobre una u otra rodilla, movimientos oculares) se busca que el cerebro procese el recuerdo del hecho traumático favoreciendo la comunicación entre los hemisferios.

u La reducción del incidente traumático (TIR), que lleva a recordar la historia una y otra vez hasta completarla. "A través de la narrativa repetida la persona va pasando el hecho traumático del hemisferio de las emociones al de las palabras, de modo que desagota la emoción contenida y se libera de los síntomas", explica el especialista.

u En las terapias de energía o del campo de pensamiento se estimulan, mediante golpecitos, puntos relacionados con los meridianos de la acupuntura, y favorecen la liberación de la energía que provoca las emociones perturbadoras.


Traumas infantiles
Las grandes diferencias socioculturales, ambientales y familiares, así como las características de la persona y también la falta de certezas respecto a la sexualidad infantil hacen que no sea fácil establecer a ciencia cierta cuáles son los hechos que pueden constituirse en traumáticos al ser vividos por un niño, niña o adolescente. Sí se sabe que no siempre corresponden con una agresión o un abuso, ya que la gran confusión que puede apoderarse de un niño que por accidente presencia una relación sexual, por ejemplo, puede ser origen de un trauma. "A medida que la persona es más chica tiene menos herramientas psicológicas para defenderse", explica Cazabat, y en cuanto al caso de abusos o violaciones, añade que por lo general la gravedad del impacto psicológico suele ser tanto mayor cuanto:

u Menor haya sido la edad de la persona.

u Más frecuente o prolongada en el tiempo haya sido la situación de abuso.

u Más cercano o conocido para el niño es el adulto que lo cometió, más aún si es alguien que debería haber cuidado de él.

u Mayor es la presión para silenciar el hecho.


La persona toma una parte de esa experiencia y la coloca en un lugar que sea inaccesible porque es demasiado abrumadora y no puede sostenerla, y por otra parte necesita de esa figura (un adulto que abusó de ella: el abuelo, la niñera, el padre) y elige a la parte cuidadora y deja de lado a la parte abusadora, disocia la memoria de ese hecho.
Así es como resulta común que ciertos pacientes desarrollen simultáneamente varias personalidades que entran en conflicto como mecanismo psíquico para defenderse de la situación a la que se vio sometido.

"Con las técnicas más modernas, el trauma, así como se instala rápidamente, también se puede desinstalar", asegura Cazabat. Al reducirse estos tratamientos específicos a unas cuantas sesiones pueden resultarle a muchos más asequibles que pasarse años en el diván, aunque tampoco se trata de magia: una vez superado el trauma, el mundo de cosas que quedan por aprender no ha terminado sino que recién comienza.

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