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 miércoles, 25 de febrero de 2004

Norcorea deja atrás 50 años de autarquía y busca atraer la inversión extranjera
Como en China, el régimen comunista apuesta a las multinacionales para relanzar su economía

Pekín. - Corea del Norte ha levantado en los últimos meses toda restricción a la inversión exterior directa, medida que coincide con la crisis desatada por sus aspiraciones nucleares y las nuevas hambrunas. La apertura al capital representa el fracaso de su ideología nacional de 50 años: el "Juche" o autarquía.

"Corea del Norte esta preparada por vez primera en su historia a integrarse en la economía mundial y recibir inversión exterior para beneficio mutuo", aseguró Roger Barret, presidente de Korean Business Consultants, la única empresa internacional dedicada a la asesoría de inversiones en Corea del Norte. Aunque Corea del Norte permite la inversión exterior desde 1984 y la inversión directa desde 1999, el punto de inflexión se produjo en septiembre pasado con el ascenso de un nuevo Ejecutivo integrado por tecnócratas, expertos en gestión económica y nuevas tecnologías.

Más de 50 empresas extranjeras (Hyundai, Fiat, Siemens, entre otras) han invertido en los últimos años en Corea del Norte gracias a la acelerada liberalización de su maltrecha economía, con lo que la inversión exterior directa acumulada arribaría a los 1.500 millones de dólares. Según Barrett, "Corea del Norte tiene todo para convertirse en un plazo de 20 años en el sexto dragón asiático", aunque depende de la solución de la crisis nuclear o, en su defecto, de una reducción de la tensión en la península coreana.

El nuevo gobierno norcoreano, el primero en utilizar públicamente la palabra "reforma" en sus discursos con el beneplácito del presidente Kim Jong-Il, se ha propuesto "combinar ciencia y tecnología en la gestión de la economía y los recursos nacionales". Con el objetivo de mejorar la productividad de la economía, el gobierno ha introducido la noción de "incentivos" a la producción y dado carta blanca a las empresas para buscar socios en el exterior, incluido Estados Unidos. A diferencia de antaño, la inversión extranjera ya no está limitada a la Zona Económica Especial de Rajin-Sonbong, un polígono industrial limítrofe con Rusia y China con una población de 150.000 personas.


Impuestos y salarios muy bajos
Entre las ventajas que los expertos conceden a Corea del Norte destacan los bajos impuestos (25%, menor que en China, Vietnam, India o Indonesia) y la ausencia de límite a la propiedad extranjera en las empresas mixtas. Además, las empresas norcoreanas pueden exportar productos a Corea del Sur sin necesidad de pagar aranceles, el salario mínimo promedio oscila entre 60-80 dólares y su fuerza laboral es de 13 millones de personas.

El gobierno incluso ha prometido impuestos del 10% y salarios de 50 dólares a las empresas de alta tecnología que inviertan en el parque industrial de Kaesong, que se encuentra 170 kilómetros al sur de Pyongyang y 50 al noroeste de Seúl.

En cuanto a las desventajas, los expertos aluden a la falta de transparencia, inexistencia de infraestructuras (menos del 10% de carreteras pavimentadas), continuos cortes de energía, rigidez de la divisa (el won) y dificultad de desplazamientos. Otra razón que ahuyenta a los inversores es la presión ejercida por Estados Unidos, lo que obliga a los inversores extranjeros a mantenerse en el anonimato y no hacer públicas sus operaciones, por temor a las represalias de Washington.

Aunque, según Barret, la crisis nuclear ha echado por tierra las buenas intenciones de las reformas liberales norcoreanas, invertir en este país ha dejado de ser una "empresa de alto riesgo", a pesar de lo que digan las empresas calificadoras. Los principales inversores en Corea del Norte son la comunidad coreana en el exilio, Corea del Sur -aunque Pyongyang no considera las operaciones de Seúl como inversión foránea-, Japón, China, Singapur, Tailandia y Hong Kong; a los que en los últimos tres años se han sumado también Italia, Holanda, Francia, Alemania, Gran Bretaña y Suiza.

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