| domingo, 22 de febrero de 2004 | Efemérides Un 22 de febrero Guillermo Zinni / La Capital . De 1922: Rueda la cabeza del mítico asesino Henri Landrú Considerado como la encarnación perfecta del mito de Barba Azul, Henri Désiré Landrú nació en París en 1869. Hijo de un modesto industrial y de una costurera, su infancia transcurrió entre sus estudios y la religión. A los 20 años tuvo que casarse con una prima que esperaba un hijo suyo y poco después partió a la guerra a cumplir con sus obligaciones militares. Entre 1902 y 1914 algunos delitos menores le valieron tres penas de cárcel sucesivas, por lo que su padre, avergonzado, se quitó la vida. La gran cantidad de muertos que trajo la Primera Guerra (1914-1918) hizo que muchas viudas pusieran avisos en los diarios buscando marido y Landrú, atractivo y joven aún, se aprovechó de la situación. Publicó su propio aviso diciendo: "Señor serio desea casarse con viuda o mujer incomprendida entre 35 y 45 años" y pronto recibió centenares de cartas, las que clasificó según la fortuna de la candidata. Su primera conquista fue una viuda de 39 años, quien vivía con su hijo de 17 y cuyos ahorros podían considerarse como consistentes. Landrú se presentó con el falso nombre de Diard, inspector de correos, y tan pronto como la mujer tardó en caer rendida en sus brazos, tanto ella como su hijo y su pequeña fortuna desaparecieron sin dejar rastro. Alentado por su primer éxito, Landrú repitió el engaño ocho veces más entre 1915 y 1919 y con los mismos resultados. Las mujeres, en su mayoría viudas entre los 45 y 50 años, le confiaban sus negocios, joyas, muebles y ahorros. Pero las múltiples denuncias de los familiares de las desaparecidas llevó a que la policía abriera una investigación, la que llevó a la detención del hombrecito calvo y con barba negra el 13 de abril de 1919. A pesar de que en su departamento fueron encontradas todas las pruebas de sus delitos y hasta los huesos calcinados de sus víctimas, Landrú, quien distrajo en el público las preocupaciones por la reciente guerra, fue visto por algunos como una víctima: sus admiradoras le enviaron obsequios y propuestas de matrimonio a su celda y en las elecciones de 1919 cuatro mil franceses lo propusieron como candidato a presidente. Después de tres semanas de proceso fue condenado a la guillotina, y el 22 de febrero de 1922 su cabeza rodó en la cárcel de Versalles.
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