| domingo, 22 de febrero de 2004 | Telecom, la mafia del cobre y otras víctimas La forma de relacionarse que exhibe Telecom con sus clientes merece un amplio debate en el ámbito de la sociología. En este tiempo, unos treinta mil usuarios rosarinos de la telefonía básica se han visto -algunos miles aún lo están- privados del servicio que la empresa está obligada a brindar y no lo hace so pretexto del accionar delictivo de bandas que roban los cables, reducen éste a cobre y lo exportan. Es la denominada mafia del cobre (sic). En tanto, los abonados deben seguir pagando por un servicio que no reciben. Solicitada gráfica mediante, la empresa tira una mezcla burda de cifras, que ni su autor sería capaz de hacerla entendible. El mensaje -no el polinomio- sin embargo es claro. Si me roban los cables no te brindo servicio -parece decir- sometiendo un cuarto de página poco creativa al máximo sincretismo. Lo cierto es que Telecom ha realizado más de 160 denuncias en la Justicia federal y en más de un año ninguna de aquellas se ha podido comprobar. La empresa, obviamente, sabe que no existe ni siquiera una investigación, bien porque la Fiscalía no le ha dado entidad o por el motivo que fuese. Sin embargo, Telecom insiste con cifras de robos que tienen su génesis dentro de sus cuatro paredes. Una empresa, violadora consuetudinaria de las leyes, que no puede aportar una sola prueba de lo que denuncia, tiene el poder para provocar audiencias públicas. Es el caso del concejal Cortés. Mientras que el defensor del Pueblo promociona contactos con el ministro de Gobierno de la provincia y Telecom, como si ésta lo necesitara. Y algunos, montados en el fantasma de la mafia del cobre, hacen creer a la opinión pública que los victimarios son las víctimas y los usuarios quedan sumidos en el desamparo social.
José Cándido
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