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 sábado, 21 de febrero de 2004

El jardín de infantes significa un compromiso con el niño y su infancia
El nivel inicial es el primer eslabón en el sistema educativo y también un desafío para los padres

Diana A. Urcola (*)

El comienzo de un año lectivo colma de ansiedades a los padres y a los niños, ya que son muchas las expectativas que se proyectan y los interrogantes que se generan frente a lo nuevo y lo desconocido: "¿Habremos elegido bien el jardín?", "¿se integrará mi hijo al grupo de compañeros?", "¿cómo será la maestra?", "¿qué le enseñarán?".

Los niños transcurrirán por el primer eslabón del sistema educativo, y esto implicará un desafío constante para los padres: desde la contención afectiva que supondrá el primer desprendimiento del núcleo familiar, hasta la permanente presencia de la familia, integrada a las propuestas educativas de la institución que hayan elegido y depositado su confianza.

Los padres preparan a sus hijos de diferentes maneras para estos primeros días de clase, y ellos junto a los docentes, determinarán el modo en que este ingreso se lleve a cabo.

El proceso de adaptación al jardín de infantes no comienza el primer día de clases, sino cuando se toma la decisión de que el pequeño asista a una institución educativa. A partir de allí es que deberá comenzar a construirse la seguridad y confianza que el niño necesitará, para que se pueda ir elaborando el conflicto de separación que supone, quedarse por primera vez en un ámbito nuevo. Esto no sería posible sin el sostén afectivo de los padres.

Familia y jardín, niños y docentes, comienzan un camino de mutuo conocimiento, de construcción de vínculos, que no se agota en el período de iniciación, sino que es un lento proceso que se va enriqueciendo, en la medida en que todos los involucrados, vayan compartiendo un proyecto educativo. Por ello es que a la hora de elegir una institución para los niños, resulta fundamental conocer lo que ésta ofrece como propuesta y que sea compatible con aquello que los padres esperan del jardín de infantes.

En cada familia se generan expectativas muy disímiles respecto de lo que aspiran que el jardín les ofrezca para sus hijos. Algunos padres sólo pretenden que el nivel inicial se constituya en un espacio para la integración, para la socialización, para el juego con pares, para la adquisición de hábitos. Otros quieren que el jardín sea un lugar donde el niño esté cuidado, contenido, seguro. Y algunos más plantean la necesidad de que en el jardín se aprendan conocimientos.


Primeras experiencias
¿Qué debe ofrecer el jardín de infantes para responder a estas expectativas? Tradicionalmente la función del nivel inicial puso énfasis en la socialización, el juego y los hábitos. Pero desde la sanción de la ley federal de educación, se debe ampliar la mirada, teniendo en cuenta por un lado, esta "clásica" función de socialización que comparte con la familia, donde el niño va incorporando y transformando las normas y pautas que permiten la convivencia social. Y por otro lado, es fundamental que poco a poco, vayan construyendo herramientas que les permitan apropiarse de objetos y elementos de su cultura, de modo tal que puedan comprender e interpretar la realidad que los rodea.

Esto se logra a través del aprendizaje de contenidos de lengua, matemática, de ciencias naturales, de ciencias sociales, etcétera, que en el jardín se van trabajando de forma integrada. Cuando los niños se plantean interrogantes como: "¿En el zoológico hay dinosaurios?", "¿cómo chupan las flores el agua cuando las regamos?", ¿"cómo hacen los aviones para no chocarse con el sol?"); o cuando los docentes les presentan preguntas problematizadoras, se generan enriquecedoras situaciones de aprendizaje e intercambio.

Un jardín en el que juego, aprendizaje, socialización, puedan ir de la mano, será el mejor lugar para que los niños transcurran sus primeras experiencias de escolaridad. El acompañamiento que los padres asuman en este proceso será fundamental, donde se deberá construir una comunicación basada en el diálogo constructivo y en el respeto mutuo.

Los padres, los docentes y la comunidad, deben estar atentos no sólo a las necesidades afectivas, físicas y sociales, sino también a las necesidades cognitivas y expresivas de los más pequeños. El compromiso educativo del nivel inicial, es un compromiso con el niño y con su infancia y al mismo tiempo supone una obligación social compartida, que nos involucra a todos.

(*) Docente de nivel inicial y de institutos

de formación docente -Profesora en

Ciencias de la Educación (UNR)

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