| sábado, 21 de febrero de 2004 | Discriminación sin sentido Quería contarles a todos los lectores de este diario y que son habitués de esta sección, cómo una escuela privada que depende en teoría de la Iglesia puede discriminar con un carisma tan especial. Bueno, aquí va el cuentito: una chica tiene un hijo a los 17 años. El padre del varoncito que nace se va de la ciudad y deja a la nena y el bebé solos a la deriva de Dios. Esta nena comienza una relación sentimental con otra persona de menor edad, y deja a su hijo con su mamá. Cuando el bebé está por cumplir cinco añitos, su abuela va a inscribirlo al jardín de infantes del colegio San Antonio de Padua. Y aquí viene lo bueno: la directora del establecimiento no lo deja ingresar dando como excusa que como la tenencia la tiene la mamá del nene y no la abuela, ellos tienen miedo de que la madre lo saque de la escuela. A los pocos días va la mamá del menor a inscribirlo y la directora le dice que no puede ingresar porque ella, con su actual pareja, no están casados, y porque el niño no tiene el apellido de su actual pareja y posee el de la mamá. Este tipo de situaciones se repite a diario en la ciudad de Rosario. Y después la Iglesia habla de ética y moral. Ojalá alguien pueda hacer algo con esta directora, que a mi entender está equivocada con sus actitudes.
DNI 28.566.694
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