Historias de apremios, denuncias y alzamientos

Denuncias, petitorios, reyertas y dos alzamientos producidos en un mismo pabellón preanunciaron desde comienzos de la gestión del gobierno de Jorge Obeid el motín que sacudió el lunes la noche de la cárcel de Coronda.

u El 26 de diciembre de 2003, una reyerta en el pabellón 12 terminó con el rosarino Javier Stay muerto de seis puñaladas mientras Lucas González y Alejandro Farías fueron internados por las lesiones recibidas.

u El 16 de enero, familiares de los detenidos denunciaron a la guardia armada del penal por apremios a cinco reclusos que estaban en huelga de hambre.

u El 20 de enero, los internos del pabellón 5 provocaron un alzamiento que duró un par de horas y que no superó los muros de ese sector. Tras el levantamiento, los detenidos presentaron un petitorio en el que reclamaban reparaciones edilicias, atención médica para los reclusos lesionados en el motín y el corrimiento de los carceleros involucrados en causas judiciales de las tareas de calificación de concepto y conducta de los internos.

u El último día de enero, tres presos del pabellón 5 denunciaron torturas físicas y psicológicas por parte del personal del SP y relacionaron los tormentos sufridos con el petitorio elevado diez días antes. Entonces, los reclusos afirmaron que los guardias los habían dejado sin comida ni colchones y que los obligaban a salir desnudos de las celdas para amenazarlos de muerte. Entre los carceleros mencionados en la denuncia se encuentran los de apellidos Escobar, Cuello y Giordano.

u El 3 de febrero, pocas horas después de que el recluso José Luis Baini fuera apuñalado en su celda del pabellón 11 en una pelea con otros presos, los detenidos alojados en el pabellón 4 elevaron a las autoridades del penal un petitorio en el cual demandan mejores condiciones de alojamiento y la reorganización del sistema de visitas además de poner de manifiesto que "la voluntad y acción política" es el único requisito para realizar esos cambios.

u Cuatro presos alojados en celdas de castigo denunciaron un sistemático régimen de tormentos para silenciarlos y reclamaron al Poder Judicial la debida atención, algo que la ausencia en el presidio del juez de Ejecución Penal -desde hace casi dos años- lleva a una situación insostenible. Los detenidos reos sostuvieron ser objetos de "torturas físicas y psicológicas por parte del personal" desde que el 17 de enero presentaran una denuncia contra la guardia armada.