Nuevo aprieto de ex empleados de Moralidad

La prostituta que en septiembre de 2003 radicó la denuncia por extorsión que ocasionó la depuración de la cúpula de la sección Moralidad Pública ratificó ayer en Tribunales el contenido de su primera declaración, en la que acusaba a integrantes de esa repartición de impedirle buscar clientes en la calle por recibir dinero de un prostíbulo ubicado frente a su parada, en Castellanos al 600. A raíz de esa presentación, que Cabrera acompañó aunque no figura como denunciante, fueron desplazados de la conducción de Moralidad Javier Pinatti y Walter Miranda, jefe y subjefe de la sección disuelta tras el homicidio de Cabrera.

La denuncia de la mujer quedó entonces a cargo de Jorge Eldo Juárez, juez de Instrucción Nº 4, quien en un allanamiento al local aludido, Punta Cana, encontró documentación que daría cuenta de la vinculación entre la whiskería y la repartición policial. Entre el material secuestrado fueron hallados los trozos de un papelito en el que al ser reconstruido podía leerse el apellido de Pinatti y el teléfono de Moralidad Pública.

El dueño del local, que en ese momento quedó detenido, dijo que tenía agendado ese teléfono porque él "contribuía" con la sección, aunque no aclaró si lo hacía a través de alguna cooperadora policial o por alguna otra razón. Así quedó asentado en el acta de allanamiento. Sin embargo, una vez en sede judicial aclaró que esa declaración la había expresado bajo apremio policial.

La denunciante, que pidió a La Capital que no se la identifique, ayer ratificó el contenido de la denuncia Nº 32 que el 10 de septiembre de 2003 recepcionó la fiscalía a cargo de Esteban Franichevich. Allí la mujer acusaba a Pinatti de dos irregularidades. "Hace aproximadamente 3 o 4 meses se presenta en la zona que trabajo el jefe de Moralidad Pública, quien me dice que al día siguiente abría en el lugar un volteadero", relató la mujer, que en su denuncia dio cuenta de la situación de "competencia" que se plantea entre esos locales y la prostitución callejera. "A los pocos días vuelve Pinatti diciéndome que deje trabajar tranquilo el boliche, que no quiere llegar a mayores, «no vaya a ser que tenga que venir a sacarte de la esquina a los pelos». Ello a consecuencia de que Pinatti sabe cómo funciona este lugar porque le pagan", dice en la denuncia que refrendó ayer.

La causa, en la que Pinatti y Miranda están imputados de cohecho y amenazas, era estudiada por la jueza que la investiga actualmente, María Luisa Pérez Vara, de Instrucción Nº 5. El expediente llegó a ese juzgado por el comisario Pinatti tenía allí una causa anterior. Un hombre lo había acusado a él y al comisario Hugo Sosa de no devolverle una moto cuando eran jefe y subjefe, respectivamente, de la comisaría 6ª.