 | domingo, 08 de febrero de 2004 | Opinión: El cumplimiento de las normas Adrián Gerber / La Capital Hay leyes y ordenanzas que en teoría son perfectas, hablan de un mundo mejor, de una sociedad más armónica y ordenada. Pero para que eso se dé en la realidad hay un trecho muy largo. Depende de factores muy complejos y de una clara decisión política de gobernantes y gobernados. ¿Cuántas normas duermen el sueño de los justos? Y si es cuestión de dar sólo algunos ejemplos se podría empezar por la propia Constitución nacional: ¿todos los habitantes son iguales ante la ley?, ¿todos gozan del derecho a trabajar?, ¿es universal el acceso a una vivienda digna, como reza textualmente la Carta Magna?
Pero vayamos a temas más simples y comarcales: ¿quién cumple con el Código del Ciclista o el de Peatón que hace poco tiempo aprobó el Concejo Municipal de Rosario? Mejor dicho, quién cumple y quién hace cumplir. Porque si el municipio no asume una fuerte actitud de control para que se respeten las ordenanzas vigentes, poco importa que haya normas excelentes.
Esta semana volvió a explotar el recurrente caso de los boliches nocturnos. ¿Por qué fue necesario que los vecinos realicen la denuncia a través de La Capital para que se decida clausurar un negocio que todo el mundo de la noche sabía (es decir, inspectores municipales y policías incluidos) que funcionaba como disco, pero en rigor estaba habilitado como bar?
El proyecto que restringe la venta de alcohol seguramente tendrá sus defensores y detractores. Pero si finalmente se decide aprobarlo de nada servirá si los dueños de comercios no tienen una actitud responsable (la cultura de la transgresión permanente está desparramada por toda la sociedad argentina) y si el municipio y la provincia no ponen en la calle inspectores y policías, respectivamente, que tengan una actitud profesional, honesta y transparente. Será la única manera de que la llamada "ley seca" no se convierta en otra ley muerta. enviar nota por e-mail | | |