| sábado, 07 de febrero de 2004 | Opinión: Cuando hay equipo se puede soñar Gustavo Conti / Ovación Nada de tirar manteca al techo. Sería peligroso y desmesurado ir ensayando festejados apresurados, conociendo la tendencia del hincha auriazul. Pero sí vale de mucho que vaya por la calle con la sonrisa ancha. Es que no todos los días se empieza una Copa Libertadores (con lo que cuesta entrar en ella) de la manera que lo hizo Central, por el resultado y por la forma de conseguirlo. Por el 2 a 0 en el Defensores del Chaco y más porque no fue en absoluto obra de la casualidad. Este equipo de Russo es eso, un equipo, y de lo que no hay duda es que no le van a sacar así nomás la ilusión que despertó.
Parece que en Central los jugadores pasan pero la estructura queda. Se van figuras importantísimas pero aparecen otras para reemplazarlas. Mérito de quien sabe darles el empujón a primera en el momento justo y también de los que lo vienen formando desde abajo. Sí, como hace mucho no se menciona, las inferiores canallas están dando frutos jugosos, amén de los desmanejos de no hace mucho tiempo atrás y los cambios sucesivos de coordinadores, muy distintos entre sí y algunos sin siquiera un pasado canalla.
Es cierto que a los pibes se los rodeó convenientemente con futbolistas que llegaron a préstamo y a los que la dirigencia se le hará cuesta arriba retenerlos luego de junio, pero para eso habrá tiempo. Hoy la vida le sonríe al conjunto auriazul porque, yendo más allá del latiguillo que usa Russo de que "esto es Central" para cualquier ocasión, sea buena o mala, su técnico viene acertando con respaldar los momentos de los jugadores, amén de haber optado bien en su momento con la elección de refuerzos, como lo fueron Gaona, Messera o Herrón, hoy bases indiscutibles del equipo.
Sobre esa estructura se viene manejando Central desde hace más de un año y en la cancha eso se traduce en un conjunto que sabe lo que quiere y cómo hacerlo, como se lo hizo sentir a Olimpia, un rival armado de apuro para la ocasión.
Si se tiene en cuenta que Gustavo Barros Schelotto y Juan Pablo Cárdenas están en las gateras, que tiene recambio en ofensiva con Cámpora, el Yerbatero y Vitti, que Ruggiero, Leonforte, Rivarola y Lorenzetti se muestran como alternativas, como así también el boliviano Raldes, hay un cierto piso para pensar que se puede hacer más que un papel decoroso en la Copa.
Central es así y todo un plantel reducido, pero tampoco hay que refugiarse demasiado en eso porque ya hubo experiencias, (como la de Newell's del 92), en que se puede competir al máximo nivel y en los dos frentes. Los más chicos están rodeados para crecer, los grandes están pasando un muy buen
momento (si no que lo diga Vitamina) y la experiencia en Asunción no pareció en modo alguno fuera de contexto. El equipo de Russo puede, claro que sí. enviar nota por e-mail | | |