| sábado, 07 de febrero de 2004 | | El cazador de víboras Parece que a la asunción de Héctor Pichi De Benedictis como director del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC) no faltaron ni los animales. El que más llamó la atención no fue precisamente una simpática mascota, sino una temible yarará de más de un metro veinte de largo, que hasta se subió a un auto que estaba estacionado junto al Centro de la Juventud, en el parque de España. Mientras los cronistas de la Dirección de Comunicación Social de la Municipalidad aguardaban la llegada del intendente Miguel Lifschitz, quien presidió el acto, el reptil, asustado, ingresó por una rueda delantera al motor de un Fiat Regatta blanco del coordinador del Centro de la Juventud, de nombre Diego. Los cronistas avisaron al personal de esa dependencia sobre la presencia del ofidio. "Diego está en una reunión. Dice que le saquen el cambio y que corran el auto", fue la respuesta de una empleada mientras le extendía la llave del coche a un psicólogo de nombre Jorge, que trabaja en el lugar. El hombre tomó las llaves y con temor, pero obedeciendo la orden superior, abrió la puerta del auto. Claro que no se animó a ingresar. Adrián Kodner, el chofer de Prensa municipal, fue el héroe de la jornada. Emulando al famoso cazador de víboras y cocodrilos de Animal Planet, Steve Irwin, dijo: "Déjenme a mí, que yo sé cómo tratar a estos animales porque una vez hice un curso de supervivencia en la isla", se ufanó mientras se subía al auto. El valiente empleado puso el vehículo en marcha, dio un par de aceleradas y lo hizo retroceder unos metros hasta que el ofidio descendió del motor y raudamente buscó alejarse de los calientes adoquines. "Pisala con el auto", "cuidado que te puede picar", "no lo matés, pobre bicho" o "echale sal en la cola", fueron algunas de las frases dirigidas por el entonces numeroso público presente a Kodner, quien persiguió a la yarará con un destornillador de grandes dimensiones. Cada vez que la víbora intentaba atacarlo, el valiente chofer retrocedía dando simpáticos saltitos que quizás pertenezcan a un rito secreto que aprendió en el oportuno curso de supervivencia. Una veintena de cautelosos espectadores acompañaba de lejos al chofer, quien inteligentemente dirigió al ofidio hasta una alcantarilla del parque España, donde desapareció. Más allá de lo curioso del episodio, es oportuno recomendar no sólo a los pescadores y caminantes de la zona costera sobre la presencia de estos animales, sino a los automovilistas que estacionan sus coches en el lugar. No vaya a ser que se lleven una desagradable sorpresa. | | | | "Antes de que Kirchner renuncie hay más posibilidades de que yo juegue de 9 en Boca" Aníbal Fernández Ministro del Interior | Ver noticia | | |