DISEÑO

Potenciar habilidades para la formación de diseñadores

Guillermo López Arenas (*)

Nuestro estudio comenzó dictando cursos de diseño por los años 90 y el tiempo fue confirmando nuestra filosofía educativa, que se ajusta a la realidad de otros países. Las escuelas de diseño de mayor prestigio internacional, tienen programas de tres años. La primera confirmación fue que nuestro primer egresado, Juan Manuel Díaz, entró en el Istituto Europeo di Design y hoy es designer de Alfa Romeo, y la más reciente es Juan Pivatto quien entró en forma directa a segundo año del mismo Instituto en España. Aclarando que quienes entran a dicho Instituto deben sortear exámenes de altas exigencias para calificar entre aspirantes de todo el mundo. Estos chicos llegaron porque saben que deben seguir especializándose, que es el comienzo, ya que a partir de ahí cada individuo se especializa o se orienta estudiando y trabajando en arte, comunicación, informática, cine, publicidad, producto, vehículos, packaging, fotografía, moda, etc. La base es la misma, el tema es manejar el arte con mucho arte.

  La capacitación nunca termina, pero debemos empezar antes con los más chicos a mostrarles y darles la posibilidad de que aprendan y experimenten dentro del ámbito que les gusta. Si el chico o el adolescente observa o se entretiene con algún juguete, programa o tecnología habrá que ver por qué lo moviliza, sin dejar pasar el tiempo.

  Es indicado que se fortalezca en sus principios como persona y eso lo hará con sus estudios y sus hábitos dentro de un determinado contexto. Esto no significa abandonar la escuela tradicional, sino darle paralelamente otros estudios y ejercicios que lo motiven para crecer con aquello que le gusta.

  La posibilidad de un desarrollo personal, lo hacen en grupo, rodeado de otros individuos que hacen lo que les gusta mientras aprenden viendo y haciendo trabajos con otros mayores y hasta comparten experiencias con profesionales que viven del arte y el diseño.

  Estar en un estudio donde se ve a diario la realidad significa a los 12 años o a los 18 años saber si eso es realmente lo que quieren para su futuro. Y si es así, la respuesta es inmediata: el chico se queda y llega a duplicar el tiempo de clase asignado, se entusiasma y empieza a medir sus habilidades para comenzar otra etapa en su vida sin dejar de ser un niño o un adolescente. Esto nos alegra porque las experiencias de ellos se suman y se potencian en el grupo.

  Es una obligación moral proponer otra visión educativa y colaborar para que estos chicos no sean saturados más adelante por el sistema educativo de turno.

  Personalmente podría haber ganado 12 años antes de entrar en la Facultad de Diseño Industrial, cumplir en 5 años con un programa no pensado para aquel egresado de un secundario. Y luego con el título en las manos correr desesperado por los 5 o 7 años que quedan para conseguir un empleo y adquirir la experiencia que se requiere actualmente. Entonces, ¿qué salida laboral puede haber si la formación es antigua y estamos fuera de tiempo? La estructura educativa no está armada para los requerimientos actuales de las empresas y los tiempos del mundo son cada vez más cortos para obtener la capacitación y experiencia. Sabemos que el contexto social es complicado pero es hora de replantear las estructuras vigentes para que todos tengamos mayores posibilidades de vivir dignamente con una educación acorde a nuestro país y al mundo.

(*) Diseñador industrial y de vehículos. Director del Estudio Conceptdesign