Gastaldi, el soldado de Obeid para el peronismo rosarino

El futuro presidente del PJ local tiene influencia en el gabinete provincial. Malestar interno

El gobernador santafesino Jorge Obeid desplegó una decena de actos y decisiones en las últimas semanas de manera que no queden dudas en el justicialismo local: su delegado en Rosario y la persona que pretende ejerza efectivo poder territorial es el diputado provincial de 37 años Marcelo Gastaldi.

Nacido en una familia antiperonista (el padre es un empresario de los neumáticos que secundó a Victor Vesco en Rosario Central), Gastaldi se entusiasmó primero con el alfonsinismo, en 1983. Luego ingresó a un centro de estudios (el Cepea, en San Lorenzo y Buenos Aires) donde se fue peronizando hasta ser recibido para colaborar con el ex concejal Roberto Camaño en cuestiones portuarias y de producción. Luego conocería a Obeid.

Si en su primer mandato (1995-1999), Obeid había confiado la tarea a Roberto Rosúa (a la postre ministro de Gobierno) esta vez optó por un joven que lo acompaña desde aquellos años y que lo fue cautivando gracias a una disciplina de soldado. Gastaldi fue liceísta, una de las pocas escuelas de dirigentes desde el nivel primario o secundario que tiene el país junto con los colegios de hermanos y, en otro nivel, el Opus Dei.

Militante del sector de Obeid desde mediados de los 90 y luego empleado político del aeropuerto de Fisherton, Gastaldi fue quien le presentó tres jóvenes al actual gobernador, a dos de los cuales el jefe de la Casa Gris terminó ungiendo ministros y al restante secretario de rango.

Una es Carola Nin, pareja de Gastaldi y ministra de Educación; el segundo Cristian Desideri, al frente del ministerio de la Producción. El tercero, Osvaldo Miatello, fue convocado para coordinar la voluminosa ayuda a través del área de promoción social.

Cuando se conocieron los nombres y la historia que sirvió al encumbramiento, dirigentes locales con cierta historia en el PJ y, cuyo poder temen ahora que se evapore (Angel Baltuzzi, Norberto Nicotra, Rubén Dunda, Carlos Bermúdez y Roxana Latorre, entre muchos otros) advirtieron la vocación de poder de Gastaldi. Y cierto arrojo también, porque recomendaciones así pueden terminar exitosas o acompañadas de un fracaso.

Pero hubo relevos de cargos -aderezados por el inocultable destrato a dos funcionarias- que motivaron reproches duros entre bambalinas. Uno ocurrió en el Enapro, el ente oficial portuario que gerenció la concesión privada de la terminal a los españoles del Puerto de Catalunya. María Herminia Grande, designada años atrás por el entonces gobernador Carlos Reutemann, fue despedida prácticamente sin preaviso. Había invitado a un brindis al mediodía a los periodistas y se encontró con el relevo prácticamente a la misma hora y con la cara del ministro Desideri tomándole el timón. Hubo una discusión entre Grande y Obeid que no pudo escapar a la presencia de los cronistas.

El segundo ocurrió en la Dirección de Catastro, donde una técnica a la que se le reconocen suficientes méritos, Ana María Gurdulich, se encontró sin el despacho al regreso de un curso de formación en el exterior. También la reemplazó un joven cercano a Gastaldi.

Ministerio de Educación, de la Producción, asistencia social, Enapro y Catastro, puestos que se rematan con un cargo de impronta nada más que partidaria y que nunca se tiene en claro lo que aporta o representa: la secretaría general de la junta departamental del Partido Justicialista, que se renovará en las internas de marzo.

Se oficializó una lista única y Gastaldi la encabeza. Habrá que ver si con estos movimientos Obeid empezó a forjar una estrategia para la Intendencia de Rosario, a renovarse en el 2007. O si implican nada más que un reacomodamiento y cambio de manos. El elenco estable local que solía verse en las unidades básicas, mientras siente perder poder, trata de develar las intenciones.

Un vasto sector interno está disconforme con la desiganción de Gastaldi al frente del PJ.