La acusación contra la comisaría 32ª

Noemí Baldón no sólo denunció su convicción de que la apresaron por una causa armada sino que luego la extorsionaron para frenar el sumario abierto en su contra. "Yo me imaginaba que en un allanamiento revolvían toda la casa. Pero el sumariante que vino a la mía solamente quiso pasar al patio y ahí encontró el monedero, que tenía un papel con un nombre y una lapicera. No tocó cajones, placard ni nada, solamente el patio de atrás", describió Noemí acerca del allanamiento por el que ella y su hijo terminaron con una causa penal a cuestas.

La mujer cree que la imputación fue armada por una familia de vecinos hostiles: "El supuesto robo del monedero fue el domingo 23. Hasta un tonto se daría cuenta de no dejar un monedero en un patio hasta el 28". Y sostiene que los problemas con sus vecinos, a quienes sindicó como miembros de la barra brava de Ñuls, comenzaron a mediados del año pasado cuando encontró a uno intentando entrar a su casa. Consigna que el 19 de noviembre a su hijo le cortaron la boca con un cuchillo y le golpearon la cabeza, mientras que a ella le provocaron un corte en el antebrazo.

En la seccional 32ª, dijo, también fue víctima de tratos desconsiderados por parte del personal: "No le quisieron dar la medicación a mi hijo y tampoco la que yo tomo para evitar convulsiones. Me decían que yo quería hacer pasar por loco a mi hijo y eso es una burla". Respecto al pedido de dinero, asegura que le dijeron: "¿Me vas a decir que no podés conseguir 300 pesos para que te arregle un poco los papeles?". La denuncia por el presunto mal desempeño policial quedó en el juzgado de Instrucción Nº 2.