| sábado, 10 de enero de 2004 | El plantel rojinegro inició ayer la pretemporada en el predio de Bella Vista Héctor Veira recibió a sus jugadores con la grata sorpresa de la incorporación de Ariel Zapata. El Bambino se mostró más entero que nunca Luis Castro / La Capital El regreso a los entrenamientos vino acompañado por gratas sorpresas para Héctor Veira. Atrás quedó toda la novela en torno a la continuidad ("eso me entró por un oído y me salió por el otro", dijo), por eso estuvo sonriente y auténtico como siempre. Más aún cuando recibió al primer refuerzo y sorpresivo, por cierto, de Ariel Zapata, el ex volante de Estudiantes que estuvo entre los candidatos a sumarse a Central, pero fue seducido por Newell's por la rapidez con que se hicieron las cosas (ver aparte). Y encima, en horas del mediodía el Bambino recibió la noticia de que el ex volante de Lanús Javier Morales estaba en la ciudad tratando de arreglar su incorporación. Como para alegrarse aún más e iniciar la pretemporada de la mejor manera.
A las 10.10 el cuerpo técnico y los 25 jugadores presentes en la primera práctica se juntaron en la cancha número 6 del predio, donde charlaron por espacio de diez minutos. Pero a esa altura la otra sorpresa estaba en la ausencia de tres jugadores titulares: Ariel Rosada, Jorge Bermúdez y Julián Vásquez. Tampoco estuvieron Mauro Rosales, Gastón Aguirre y Leandro Fernández, quienes están participando en el torneo Preolímpico de Chile.
Después del recibimiento y de la primera charla llegó el turno de los primeros ejercicios físicos ordenados por el preparador físico Alfredo Weber. Los futbolistas fueron repartidos en toda la cancha con un cono a su lado, donde ejercitaban diversos movimientos para de esa manera comenzar a ablandar los músculos. Y además de los gritos de aliento del profe se sumaron los de Veira, quien cumpliendo con sus dichos que se iba a ver a ver a un "Bambino auténtico".
"Eso es, rebote, rebote, rebote", le arengaba primero a Cafaso y luego a Domínguez parado en el centro de la cancha en cueros y con una gorra amarilla con la visera hacia atrás. A esa altura la temperatura seguía en ascenso y dejaba sus huellas.
Cuando el reloj marcó las 11.30 llegó el momento del relax. Se armó un fútbol reducido para distenderse un poco. Si hasta Esteban Pogany se prendió en el partido. Ocupó uno de los arcos y recibió todas las cargadas al recibir el primer gol del año cuando Paulo Rosales mandó la pelota a abrazarse con la red.
Antes del pitazo final los rojinegros trotaron alrededor de la cancha, elongaron y pasado el mediodía partieron hacia las duchas poniendo fin al primer entrenamiento. Por la tarde un grupo de catorce futbolistas fueron citados en el Coloso, donde se realizaron diversos test de musculación (hoy por la tarde lo harán los restantes).
Hoy por la mañana nuevamente a las 10 y en el predio Newell's tendrá su segunda jornada de trabajo intenso. Así lo pidió el Bambino, quien les dijo a sus muchachos: "Estos veinte días son a morir". enviar nota por e-mail | | Fotos | | El Bambino le dio la bienvenida a los jugadores. | | |