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 miércoles, 31 de diciembre de 2003

El alerta de un vecino impidió un robo en Rouillón y Biedma
Descubrió a un ladrón dentro de su carrito y lo hirió de un tiro
El comerciante, junto a otros vecinos, lo retuvo hasta la llegada de la policía

Los piedrazos sobre la ventana de su departamento en el barrio Fonavi de Rouillón y Biedma hizo que Ian David Digirolano, de 25 años, saltara de la cama. De ese modo, un vecino le avisaba que un intruso se había metido en el carrito de panchos y hamburguesas que el muchacho regentea a pocos metros de su casa. Revólver en mano y acompañado por su mujer, el comerciante corrió hasta la casilla metálica y se encontró con el ladrón, que salía esgrimiendo un cuchillo. El maleante se arrojó sobre la muchacha y Digirolano apretó el gatillo. Un fragmento de plomo dio en el ojo izquierdo del maleante, que pudo escapar a pie unos metros hasta que fue alcanzado por un grupo de vecinos.

El ladrón quedó tirado en el piso boca abajo con un grupo de habitantes del barrio que lo rodeaba y lo sostenía para que no pudiera escapar. Una herida sangrante a la altura del ojo izquierdo hacía suponer un final peor para el delincuente. Ante ese cuadro se encontraron los agentes de la seccional 19ª cuando llegaron al lugar del hecho. El herido fue derivado al Hospital Clemente Alvarez, en principio con un pronóstico poco alentador, que preveía la pérdida de visión del órgano lesionado. Pero luego se supo que lo que causó la herida no era una bala completa sino una esquirla y que en pocas horas le darían el alta para llevarlo a un calabozo. De todas formas nadie aseguraba ayer que el ladrón pudiera ver en un ciento por ciento.


Piedras contra la ventana
Todo ocurrió alrededor de las 0.20 de ayer a metros de Rouillón y Biedma. En la esquina, y desde hace un par de años, Digirolano posee un carrito de venta de panchos y hamburguesas. A esa hora se encontraba con su novia en su casa ubicada sobre el pasaje 1805. Los ruidos de las piedras contra una de las ventanas lo sobresaltaron. "Vení que te están robando en el carrito", le anunció desde la calle un vecino.

Fuentes de la seccional 19ª, donde se instruyó el sumario judicial sobre el episodio, señalaron que Ian y su novia salieron disparados hacia la calle, pero el joven antes "manoteó un revólver que guardaba en la cocina". Cuando se acercaban enseguida vieron que había un intruso todavía parapetado dentro de la casilla de chapa. Según la versión policial, al verse sorprendido el caco esgrimió un cuchillo e intentó agredir a la muchacha. Ante esto, el parrillero efectuó "un par de disparos intimidatorio que impactaron en el carrito".

Eso hizo que el ladrón intentara huir a pie, pero un grupo de vecinos ya se había juntado en la esquina. Fuentes de la investigación indicaron que Digirolano en un momento tiró el arma al suelo e intentó perseguir al ladrón, pero éste fue alcanzado por varias personas que habían salido en defensa del hamburguesero. "Llegamos al toque y nos encontramos con que el ladrón tenía una herida en el ojo izquierdo, causada aparentemente por una esquirla de una de las balas del comerciante. Lo extraño es que no pudimos secuestrar el arma en cuestión. El dueño la tiró al piso en la calle y alguien la recogió. No sabemos si la tiene un ladrón o algún vecino", sostuvo un vocero de la 19ª. Así, mientras Sebastián López era conducido al Heca, Digirolano quedaba alojado en la seccional acusado por ahora de "lesiones graves".

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El carrito donde Digiorolano fue asaltado.

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