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 domingo, 28 de diciembre de 2003

Estrellas de la solidaridad
Franco y Berizzo encabezaron el cotejo para juntar fondos para el Centro de Asistencia a la Niñez Carlos Tardella

Luis Castro / La Capital

"Carlos Tardella y la barra de amigos hizo posible esto". Con esta frase se abrió el segundo encuentro solidario para recaudar fondos para el Centro de Asistencia a la Niñez Carlos Tardella (fallecido en un accidente automovilístico), un lugar donde comen y se educan más de un centenar de chicos carenciados de Cruz Alta. Y a pesar del tiempo que se mantuvo amenazante durante todo el día, el partido pudo desarrollarse y el pueblo pudo disfrutar de las grandes estrellas que brillaron en el pueblo. Y todos juntos hicieron posible que siga viva una iniciativa que, sin dudas, es para imitar.

Una vez más reconocidos jugadores dieron su presente al encuentro que fue declarado de interés municipal y donde las estrellas que pisaron esta tierra fueron nombrados huéspedes de honor mientras duró su estadía. Y gracias a nombres de enorme trascendencia como Eduardo Berizzo, Hernán Franco, Juan Pablo Vojvoda, sin dejar de nombrar a Gustavo Onaindia y Horacio Monti, como también a un hombre que hizo mucho por el fútbol del club Newbery and Everton, como el entrenador Edgardo Sbrissa.

Todos ellos hicieron posible que José María Buljubasich, Juan Antonio Pizzi, Mauricio y Maximiliano Pellegrino, Leonardo Talamonti, Emiliano Papa, Martín Demichelis, Pablo Guiñazú, Hermes Desio, Damián Manso, Lucas Nardi, Santiago Raymonda, Cristián Calabrese, Fernando Pierucci, Sebastián Cobelli, Germán Real, sumado a los técnicos Jorge Theiler y José María Bianco, acompañaran a sus amigos en esta continuidad de la iniciativa iniciada hace un año para regalarle una sonrisa a los que más necesitan.

Hubo un gran ausente. Y fue precisamente uno de los hombres más queridos del pueblo, que no pudo estar físicamente pero abrió su corazón a través de un telegrama. "Quiero agradecer a todos los que hoy y siempre colaboran con el comedor. A la distancia momentos como este se viven con nostalgia. Pienso que en este instante estaría vistiendo los colores verdes y blancos para jugar un partido de fútbol. Espero que disfruten este día y que pueda repetirse muchas veces más. Me despido de ustedes deseando un 2004 de esperanza y prosperidad. Los tengo siempre en mi recuerdo", rezaba el mensaje de Darío Franco enviado desde Morelia, México, quien debido a estar jugando en su equipo no pudo participar.

El cielo continuaba encapotado. A pesar de la intensa lluvia que debió soportar Rosario durante casi todo el día, la localidad cordobesa parecía estar protegida para que la lluvia no arruinara la fiesta. La pelota empezó a rodar y la buena cantidad de gente presente pudo gozar y ver de cerca a sus ídolos en acción. El resultado (2 a 2) fue anecdótico, más allá de que los muchachos del verdiblanco -que estuvieron acompañados por la mascota Buyi- querían robarle una victoria al equipo de las estrellas.

Cuando apenas faltaban algunos minutos para el final el cielo se puso a llorar de alegría por el gesto de generosidad de los futbolistas y del público que acompañó más allá de las amenazantes nubes. "Estoy contento porque se pudo llevar a cabo por segunda vez este acto solidario. Lástima que el tiempo no nos acompañó como hubiésemos pretendido", decía Darío Franco, uno de los ideólogos de todo eso, secundado por el petiso periodista Ezequiel Cassé, quien estuvo atento a todos los requerimientos.

Al mal tiempo había que ponerle buena cara. Y el asado que estaba preparado para disfrutar en la sede de la institución sirvió para dejar atrás el contratiempo. Ni siquiera el corte de luz que tuvo a maltraer a toda la zona por la impresionante tormenta empañó la cena, que pudo degustarse a la luz de las velas como si se tratara de una velada paqueta y romántica. Pero el esfuerzo de los organizadores fue total y lograron conseguir un grupo electrógeno para que se pudiera iluminar la fiesta que prosiguió hasta entrada la madrugada.

El Pichi Franco, Cobelli, Real, Buljubasich, Luciana Aymar y Manso fueron algunos de los últimos que se retiraron del lugar. Y al igual que la mayoría de los presentes no pudieron ver en acción al Toto Berizzo y Ernesto Marcucci -uno de los organizadores- cantando y animando al puñado de personas que se quedó hasta que las velas se consumieron.

Las estrellas brillaron en Cruz Alta con un gesto de generosidad. Y nadie dijo adiós, sino hasta pronto.

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Berizzo, Hernán Franco y Vojvoda.

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