| domingo, 28 de diciembre de 2003 | La manzana, fresca y nutritiva La manzana puede ser considerada la reina de todas las frutas. Sus virtudes terapéuticas son muy numerosas y, como dice la sabiduría popular, "una al día mantiene alejado al médico".
Aunque las cifras de la composición no son espectaculares, el aporte de nutrientes es muy equilibrado. Una manzana (de 200 gramos) aporta 22 gramos de hidratos de carbono, 0,4 de proteínas, 1,2 de grasas y 6 de fibra. En cuanto a su contenido en vitaminas cabe destacar que una sola cubre el 40% de las necesidades diarias recomendadas de vitamina C (12 mg/ 100 g), el 6% de la vitamina B6 y el 5% de la B1 y la E.
En relación a los minerales, es rica en potasio (144 mg/100 g). También contiene cobre, hierro y calcio. Otra gran virtud es el notable contenido nutricional en relación con las calorías que aporta (50 calorías cada 100 gramos).
La manzana es un buen tónico nervioso y muscular gracias a los azúcares, el fósforo y las vitaminas B y C. La presencia de hierro, muy asimilable, completa esta acción tonificante. La dextrosa y la levulosa representan lo esencial de los azúcares, que tienen la cualidad de ser absorbidos por el organismo sin que deba transformarlos, lo que es beneficioso para compensar las fatigas musculares.
Dado el escaso contenido en sacarosa, es una fruta bien tolerada por los diabéticos. Por eso es recomendable para las personas estresadas o depresivas, también durante el embarazo y en períodos de convalecencia. Su contenido en oligoelementos (manganeso, silicio, cobalto, cinc) contribuye a mejorar el sistema defensivo.
También contiene varias sustancias favorables para el descanso y el sueño. Los componentes aromáticos poseen propiedades antiespasmódicas. Es recomendable en casos de artritis, reumatismo o gota. Es alcalinizante y contrarresta el coeficiente acidógeno.
Las sales que contiene neutralizan los productos ácidos resultantes del metabolismo proteico. La acción conjunta de las sales potásicas y el tanino facilita la eliminación del ácido úrico. Numerosas investigaciones han demostrado que el consumo regular, o la cura de manzana, produce una significativa disminución del colesterol.
Esta propiedad se debe en buena parte a la pectina, fibra abundante en la manzana. El modo de acción parece estar basado en la capacidad que tiene la pectina de impedir la absorción intestinal del colesterol.
En la cocina
La manzana se toma habitualmente como fruta de sobremesa o en ensaladas, pero se presta muy bien para cocinar en forma de compota, gelatinas o incluso en salsas agridulces. Además, su gran riqueza en pectina, la hace ideal para elaborar conservas y mermeladas debido a su poder aglutinante.
Siempre es mejor elegir las más duras, con la piel intacta y libre de golpes. Un buen consejo es dejarse llevar por el olfato y elegir las más fragantes. Se conservan bien en la heladera, sobre todo si hay que guardarlas mucho tiempo, pero es mejor almacenarlas en un lugar a temperatura ambiente, aunque fresco y sin luz. Hay que tener la precaución de retirar rápidamente las que comiencen a deteriorarse, porque acelerarían la putrefacción de las demás. enviar nota por e-mail | | |