Cementerios atiborrados

En las calles de la ciudad de Bam, destruida en un70 por ciento, comienza asentirse el hedor de la muerte

Los cementerios de la antiquísima ciudad de Bam estaban atiborrados de cadáveres ayer y el hedor de la muerte comenzaba a sentirse en las calles. En uno de ellos, Fatemeh, de 35 años, enterraba a sus dos hijos. "Me estoy enterrando a mí misma en esta tumba", dijo. Cerca suyo, Taher, de 50, estaba inconsolable, y decía sollozando "Despierta, despierta" ante el cuerpo de su hijo adolescente Farzad.

Casi el 70 por ciento de Bam, un popular destino turístico con edificios centenarios a unos 1.000 kilómetros al sudeste de Teherán y por donde pasaba la Ruta de la Seda, quedó totalmente destruido.

Un rescatista exhausto y cubierto de suciedad, Omid Alipour, dijo que él y su equipo habían rescatado a sólo tres personas durante la noche del sábado. "No tenemos nada, sólo nuestras manos", dijo.

Varios testigos dijeron ayer que cientos de cuerpos ya habían sido arrojados a amplias trincheras cavadas por equipos mecánicos. El aeropuerto de Bam ha sido transformado en un gran hospital improvisado.

"Necesitamos ayuda, de otro modo estaremos sacando cadáveres, no lesionados, de los escombros", dijo el brigadier Mohammadi, comandante del ejército en el sudeste de Irán, a la televisión estatal.

En las aceras del centro de Bam, cubiertas de escombros, yacían los heridos, algunos ya con sueros medicinales.

Varios socorristas manifestaron sus desesperanza apenas al arribar a la zona del terremoto. "Jamás había visto una cosa parecida. Es un espectáculo de desolación, una gran región ha sido destruida", dijo Heiner Gloor, un miembro del equipo suizo de socorro que coordina las operaciones en Bam.

"Hasta ahora han llegado los equipos suizo, alemán, turco y británico. Los iraníes necesitan de toda la ayuda posible", añadió Gloor, precisando que los esfuerzos se concentran en Bam.

Aviones militares y civiles iraníes efectuaban puentes aéreos para transportar las víctimas hacia los hospitales de la región y de Teherán. "Hace 16 horas que estoy pilotando entre Teherán y Bam", afirmó visiblemente cansado un piloto de Iranair al mando de un Tupolev 154. "Llenamos los aviones a fondo para conducir a los sobrevivientes hacia los hospitales de Teherán. Los de aquí están desbordados", añadió.

El aeropuerto de Bam fue convertido en hospital. Socorristas transportando camillas con heridos van y vienen incesantemente. Piedras, bolsas de sangre vacías y jeringas usadas se ven por el suelo.

En la vecina ciudad de Bora los socorristas se vieron obligados a alinear los cuerpos de las víctimas en un campo de fútbol. El elevado número de víctimas ha convertido los espacios abiertos en depósitos de cadáveres. (Reuters y AFP)