Balance. Brillo en los festivales internacionales

Cine argentino 2003: Mucho prestigio pero con una taquilla pobre

La abundancia de producción sigue enfrentado trabas

Paulo Pecora

El balance de la temporada 2003 del cine argentino es de signo positivo si se tienen en cuenta el reconocimiento que sigue despertando a nivel internacional, el incremento de la producción de filmes y una destacada tarea institucional en relación al logro de convenios de coproducción, distribución y difusión con países de Europa y América latina.

Sin embargo, tal como pasa desde hace tiempo, en el horizonte del cine vernáculo siguen planteándose frustraciones y dudas a partir de una superabundacia de proyectos, rodajes, filmes a punto de terminarse o listos para su estreno comercial (en un total de 179, contando sólo los registrados en el Incaa), de la dificultad para lograr una adecuada exhibición en las salas, y del escaso interés que buena parte de ese cine despierta en el público local.

Ambas cuestiones -la desigualdad de oportunidades que algunos filmes tienen a la hora de llegar al público masivo y la falta de interés que algún cine local despierta en la gente- hacen difícil la recuperación de los costos de producción y ponen trabas a los responsables de tales películas para volver a filmar.

No obstante esos y otros problemas, la sensación con respecto al cine nacional fue positiva durante el 2003. A los más de 110 premios internacionales obtenidos por largos y cortometrajes nacionales en certámenes de la importancia de Berlín, Cannes, Montreal, San Sebastián, Venecia, Biarritz, Trieste y La Habana, se añaden otros puntos que acentúan esa percepción.

Aunque en menor medida que en 2002, el número de filmes argentinos estrenados -37 hasta la fecha- fue importante, pero sólo cinco, de factura industrial y clara pretensión comercial, obtuvieron una media de público interesante. Ellos son "Vivir intentando", con 1.014.588 espectadores; "El día que me amen", con 550.220; "Cleopatra", con 500.232; "Un día en el paraíso", con 315.729, y "Valentín", con 313.983.

El público, sin embargo, siguió volcándose en forma preferente a los filmes foráneos, sobre todo estadounidenses, como "Buscando a Nemo" (2.125.654 espectadores), "Matrix recargado" (2.048.200) y "El señor de los anillos: Las dos torres" (1.675.765).

Obras de autores con trayectorias reconocidas, "Valentín", de Alejandro Agresti, e "Historias mínimas", de Carlos Sorín, fueron elegidas para representar a la Argentina, respectivamente, en las precandidaturas a los premios Oscar de la Academia de Hollywood y a los Goya del cine español, que este año otorgó dos galardones al filme "Lugares comunes", de Adolfo Aristarain, y entregará el año próximo un Goya de Honor al actor Héctor Alterio.

A estos logros se suman el impulso por parte del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) del programa Raíces -que promueve convenios de coproducción con España, Italia y otros países europeos- y de varios acuerdos de distribución cerrados recientemente con Brasil. La renovación y reapertura de 20 salas (ahora como circuito del Incaa) en distintas provincias del país y la aparición de espacios de exhibición alternativa (el Malba, La Nave de los Sueños, el Centro Cultural Rojas) implican, además, un avance en la difusión interna del cine argentino.

El crecimiento que la producción experimentó durante 2003 se expresará en toda su dimensión en 2004, cuando lleguen a los cines los últimos films de Juan José Campanella, Lucrecia Martel, Daniel Burman, Fernando "Pino" Solanas, Luis Puenzo, Daniel Rosenfeld, Pablo Trapero y Fernando Spiner, en un gran número que incluye muchísimas óperas primas y otros filmes de factura independiente.

Por su parte, el cortometraje -que aún sigue relegado en su exhibición comercial- cobró nuevo impulso en el país con cada vez más realizadores, una interesante cantidad de festivales y muestras que los acojen, el relanzamiento del concurso Historias Breves y el aterrizaje del género en la TV abierta, lo que podría permitir en un futuro próximo su difusión a un nivel más masivo.

Además, desde la devaluación del peso hace dos años, Argentina se convirtió en una plaza atractiva para muchas producciones extranjeras -tanto en el terreno del cine, como en televisión, publicidad y videoclips-, que invirtieron dólares frescos en el país y generaron trabajo para cientos de realizadores y técnicos.