| sábado, 27 de diciembre de 2003 | Lluvias: un año para vivir mirando el cielo Si bien todavía diciembre no ha cerrado y los pronósticos indican lluvias durante el fin de semana, aqui se ofrece un repaso a las precipitaciones ocurridas durante el 2003 y extraeremos algunas conclusiones al compararlas con las lluvias que indica la estadística de los últimos 30 años. Tomamos la ciudad de Rosario como un indicador general del comportamiento de las precipitaciones dentro de la zona núcleo. Sin embargo, debemos recordar que este año ha sido caracterizado por la dispar y muchas veces ineficiente distribución de las precipitaciones.
En distintos artículos desarrollados en este espacio fuimos describiendo las sucesivas zonas en que se insinuaban deficiencias hídricas. Así nos encontramos entrando al invierno pasado con una fuerte sequía sobre las zonas trigueras del sur de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires, producto del fracaso de las lluvias otoñales. Esta situación contrastaba con lluvias inusualmente abundantes sobre el centro del país, que permitieron sembrar el trigo en el núcleo central con almacenajes óptimos, que a la postre serían su único respiro, principalmente hacia el oeste.
Si observamos la marcha de precipitaciones del gráfico que ilustra este artículo, podremos ver que entre febrero y mayo en general la oferta de agua fue entre normal y abundante. Durante febrero y marzo las lluvias fueron adecuadas dentro del núcleo sojero.
El ambiente de optimismo generado a partir de las abundantes lluvias de invierno se transformó en un interrogante durante septiembre. La duda se fortaleció en octubre y obligó a los productores y a sus asesores a extremar sus habilidades en la búsqueda de la mejor fecha de siembra y el híbrido más adecuado ante el nuevo panorama que imponían las escasas precipitaciones.
Mientras los almacenajes se mostraban en descenso en la zona este de Santa Fe, hacia el sudoeste de la provincia y el sur de Córdoba, las habituales lluvias de comienzo de primavera no se hicieron presentes. A partir de entonces y hasta finales de noviembre se estableció dentro de esta vasta zona la sequía más rigurosa de los últimos 50 años.
La mejor oferta de agua comenzando diciembre sirvió para mitigar este evento extremo, aunque el la humedad del perfil dista de estar en condiciones adecuadas. Esta situación proyecta desde el sur de Córdoba hacia Santa Fe y el centro de Entre Ríos, una amplia franja con almacenajes deficitarios.
Dentro de esta área se presenta un mosaico heterogéneo dentro del cual se insertan zonas en mejores condiciones las cuales fueron favorecidas por lluvias más acordes a la oferta habitual. Din embargo, la generalidad impone una condición deficitaria y apela con ansiedad a la precisión del pronóstico de lluvias para el sábado.
A principios de octubre la seca del sudoeste bonaerense se rompió y de este modo los rindes de trigo, si bien se vieron afectados, estas oportunas precipitaciones permitieron una producción mejor que la estimada ante la sequía instalada durante el invierno.
Los flujos de humedad del sector norte habitualmente regulan el campo de precipitaciones durante el semestre cálido. En este sentido, el comportamiento de las lluvias de los últimos diez días es revelador de una conducta fallida de este elemento.
El debilitamiento circunstancial de esta corriente de aire húmeda se puede explicar con el inusual fortalecimiento de las irrupciones de aire desde el sudoeste, o sea, vientos pamperos muy poco frecuentes en esta época del año. El flujo norte (durante los últimos 10 días) sólo favoreció el NEA y el borde nordeste de la región pampeana, el flujo desde el océano benefició la zona costera, disminuyendo a medida que nos adentramos en el continente.
Si bien se espera que las lluvias mejoren, el resto de la campaña será marcado por la ajustada oferta de agua, con predominio de reservas entre regulares y escasas, más adecuadas hacia el este de la región pampeana.
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