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 domingo, 14 de diciembre de 2003

Villa El Chocón: Diente de dinosaurio

La camioneta sale de Neuquén y se dirige hacia Villa El Chocón, donde comienza la Patagonia árida, en busca del impresionante diente de dinosaurio de 21 centímetros, casi tan grande como la cuarta de una mano adulta o una baldosa, convertido ya en una atracción turística.

La zona concentra el 40 por ciento de la producción petrolífera del país, sustento económico de Neuquén, recurso al que se le suman las divisas generadas por la industria del turismo y el interés del mundo por los fósiles de dinosaurios que emergen de la tierra con el mensaje de tiempos remotos.

De pronto, a un costado de la ruta nacional 237, un cartel amarillo, con letras negras, muestra una mordida feroz en un costado con una advertencia que dice: "A 17 kilómetros, seres muy voraces".

La frase ironiza sobre la cercanía de Villa El Chocón -en mapuche "indio muerto de frío"- lugar pródigo en huellas de dinosaurios, donde en julio de 1993 Rubén Carolini, vecino del lugar, encontró fósiles del Giganotosaurus Carolini. La villa, de apenas 1.000 habitantes, fue diseñada por una empresa inglesa que la situó en medio de un bosque para protegerla de los vientos.

Allí está la capilla de Nuestra Señora de los Embalses, que nació ecuménica y ahora es católica, y que tiene un elevado campanario con la forma del número uno, aludiendo a un único Dios.

Adentro, debajo de un Cristo suspendido, hay cinco cascos de distintos colores, usados en diferentes sectores de la obra, y las banderas de Paraguay, Perú, Chile y Uruguay, y también de Japón, Canadá, Alemania, Italia y Suiza. Y otra, del Vaticano, que recuerda a los curas obreros, impulsores de la huelga grande.

El hallazgo del enorme dinosaurio se efectúo a orillas del lago Ezequiel Ramos Mexía, donde ya se encontró el 80 por ciento del esqueleto del carnívoro, considerado el más grande del mundo, cuyas fauces miden 1,90 metros.

El Giganotosaurus es el principal atractivo del Museo Municipal Ernesto Bachmann, inaugurado en 1997 y actualmente dirigido por Rubén Carolini, que lleva el nombre de un suizo de Plottier, un baquiano que participó de las excavaciones.


La represa
Alrededor de la represa hidroeléctrica El Chocón hay tres barrios con 184 viviendas, núcleo en el que se destaca La Posada del Dinosaurio, un establecimiento categoría 3 estrellas, cuyos amplios ventanales se asoman a la inmensidad del lago, de una superficie de 816 kilómetros cuadrados, 60 kilómetros de largo y 22 de ancho, y una profundidad cercana a los 100 metros.

En el museo explican que los fósiles de color claro son los originales, y los oscuros son réplicas, y que la cabeza, de la que se recuperaron 68 partes, está armada a tamaño natural.

Unos pasos más allá, está el famoso diente de 21 centímetros, que es el más grande de las piezas dentarias expuestas del carnívoro depredador que alguna vez deambuló entre la frondosa vegetación de lo que es hoy la Patagonia rasa.

En otra de las salas está la réplica a tamaño natural del Giganotosaurus Carolini, realizada en Los Angeles, Estados Unidos, y junto a ella el pequeño auto mecánico que este "cazador de dinosaurios" construyó para ir al rescate de los fósiles.

Carolini convirtió a la pequeña villa neuquina en uno de los más importantes centros mundiales del turismo paleontológico.

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