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 domingo, 14 de diciembre de 2003

Colesterol: Dieta y caminatas

Para un individuo de buena salud, el colesterol es una sustancia necesaria, e incluso beneficiosa y deseable: nadie puede vivir sin él. De hecho, el propio cuerpo lo produce por sí mismo. Sin embargo, cuando éste sobrepasa los límites de lo necesario (aproximadamente a partir de 250 mg/dl) el colesterol comienza a convertirse en un verdadero problema.

La acumulación de colesterol LDL (colesterol malo) en los vasos sanguíneos es la causa de placas escleróticas que dificultan la circulación sanguínea, constituyendo el factor principal en la formación de trombos y coágulos. Por el contrario, el colesterol HDL ("bueno") protege contra estas mismas dolencias.


Hábitos saludables
Si bien una dieta equilibrada es básica para controlarlo, hay una serie de hábitos que permiten mantener un buen nivel de colesterol en la sangre. Su práctica se aconseja tanto en la prevención como en el tratamiento:

* Ejercicio físico: la vida sedentaria es un factor de riesgo a la hora de sufrir las consecuencias de un nivel de colesterol LDL alto. Además, se ha demostrado que la práctica de ejercicio de forma regular, por sí misma, reduce el colesterol y ayuda a deshacer las grasas. No es necesario realizar deportes duros o que requieran un esfuerzo excesivo: una simple caminata cada día de 30 minutos a buen paso puede ser suficiente para empezar a notar sus beneficios.

* Beber agua: tomar diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua, repartida en varias tomas, ejerce una función de drenaje y arrastre que también afecta al colesterol, ayudando al organismo a eliminarlo. La mejor agua para beber es el agua mineral de baja mineralización, a fin de no sobrecargar al organismo de minerales inorgánicos que tal vez no necesite.

* Poco alcohol: en cantidades moderadas, el vino tinto ejerce un efecto preventivo sobre la acumulación del colesterol en las arterias, pero un consumo excesivo hace que actúe como un tóxico sobre el hígado, lo que repercutirá en una defectuosa degradación de las grasas.

* Proteínas vegetales: los alimentos de procedencia animal, como carnes, leche, quesos, embutidos, huevos contienen grasas saturadas difíciles de descomponer y que, por lo tanto, se acumulan formando placas de colesterol. Pueden reemplazarse total o parcialmente por otros de origen vegetal como legumbres, frutos secos, queso de soja, cereales integrales.

Evitar el tabaco y el café: ambas sustancias, además de ser tóxicas, con similares efectos negativos al consumo de alcohol, tienen la propiedad de estrechar los vasos sanguíneos, lo que puede producir ataques cardíacos o infartos cerebrales. Por este motivo, y especialmente en caso de cifras elevadas de colesterol, es conveniente evitar su consumo. El café puede sustituirse por otra infusión.

Diez alimentos anti-colesterol: soja y lecitina, manzana, ajo y cebolla, berenjena, aceite de oliva, judías verdes, alcauciles, té verde, semillas de lino y nueces.

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