| domingo, 14 de diciembre de 2003 | Los estrenos de la semana bajo la lupa de Escenario . "Realmente amor": El juego de los enamorados Calificación: 4 estrellas. Intérpretes: Hugh Grant, Liam Neeson y Emma Thompson. Dirección: Richard Curtis. Género: comedia romántica. Duración: 135 minutos. Salas: Monumental y Village.
Para empezar, "Realmente amor" suma muchos puntos a favor, desde la firma de Richard Curtis (el guionista de "Cuatro bodas y un funeral" y "Notting Hill", que acá debuta como director) hasta un elenco de lujo. Pero Curtis arrancó con algo un poco más ambicioso: una comedia romántica coral repleta de personajes que dan vueltas alrededor del amor y todos sus problemas, riesgos, sinsabores, dolores y, también, sus impagables recompensas. El director no deja ningún cabo suelto en sus historias y los actores le ponen el moño a todo el paquete. Los personajes no serían los mismos si no estuviesen en la piel de Emma Thompson, Alan Rickman, Colin Firth y Liam Neeson. También hay varias perlitas, como el numerito de baile de Hugh Grant, el gag de Rowan Atkinson y la interpretación brillante de un pintoresco cantante en decadencia. Por momentos la película echa mano a recursos ya muy gastados del género o cae en torpezas imperdonables (la escena del discurso patriótico, por ejemplo). Pero la risa y la emoción están aseguradas.
"Looney Tunes": La seguridad de lo clásico Calificación: 3 estrellas. Intérpretes: Brendan Fraser, Jenna Elfman y Steve Martin. Dirección: Joe Dante. Género: comedia. Duración: 90 minutos. Salas: Monumental, Siglo y Village.
Bugs Bunny y el Pato Lucas se unen a los actores Brendan Fraser y Jenna Elfman para una larga aventura que tiene al mundo del cine como telón de fondo. Los chistes y referencias a muchas películas hacen que los "Looney Tunes" sea por momentos más apta para grandes que para chicos. Sin embargo, el derrotero del filme se estabiliza y los dibujos muestran buena parte de su repetido encanto. "Looney Tunes" es una gran producción, pero a veces se tiene la impresión de que se acumularon muchas cosas. Al filme se le nota la pretensión de ser grandioso. Es una aceptable película, con Brendan Fraser no del todo inspirado, aunque siempre querible, y un Steve Martin que, como villano, se parece demasiado al Doctor Evil de "Austin Powers". Quizá la mejor manera de disfrutarla sea abordarla por lo secundario, ya que los detalles son muy entretenidos pero al filme le falta la fuerza de una historia inolvidable.
"Elf": Ayudado por la diferencia Calificación: 3 estrellas. Intérpretes: Will Ferrell, James Caan y Zooey Deschanel. Dirección: Jon Favreu. Género: comedia. Duración: 95 minutos. Salas: Monumental y Village.
"Elf" es una película que trata de desprenderse de los lugares comunes impuestos por los filmes con atmósfera navideña. En general, lo consigue y eso es lo mejor, junto a la actuación de Will Ferrell, un comediante surgido de la televisión estadounidense. La historia de "Elf" saca partido de las diferencias entre el mundo encantado de Papá Noel y el universo terreno de los humanos. El Elf del título es, en realidad, un humano, que por equivocación fue llevado, cuando era bebé, por Papá Noel (Santa Claus, según el filme) al Polo Norte. Allí es criado como un duende, pero el desajuste que produce en el lugar convence al bueno de Papá Noel a enviarlo a la Manhattan para que trate de reencontrarse con su familia biológica. En la ciudad, el guión de la película explota el extraño comportamiento del duende, y eso resulta una buena oportunidad para la risa, aunque a veces por el adocenamiento la historia pierde la partida.
"Tribunal en fuga": La trampa de la moraleja Calificación: 2 estrellas. Intérpretes: Dustin Hoffman, Gene Hackman y John Cusack. Dirección: Gary Fleder. Género: thriller. Duración: 127 minutos. Salas: Monumental, Siglo y Village.
En un juicio millonario contra la poderosa industria de las armas en los Estados Unidos, todo depende de quién controle al jurado. Por un lado está Wendall Rohr (Dustin Hoffman), un abogado honrado y convencido, y por otro Rankin Fitch (Gene Hackman), un abogado despiadado, especialista en manipular gente. En el medio aparece Nick Easter, un miembro del jurado que va a descalibrar todos los planes. Lástima que no hay mucho más plan que el enfrentamiento del abogado bueno y el malo, la irrupción de una supuesta estafadora y la constante sospecha de que, detrás del juicio, se viene una moralina para la que hay que esperar demasiado. La dupla Hoffman-Hackman no desentona, aunque el personaje del segundo muchas veces se desborda hasta parecer una caricatura. A Cusack le toca la peor parte, un personaje que no vibra por ninguna parte. La película pretende mostrarse como una historia moralmente ambigua, pero cae en la vieja moraleja de David contra Goliat.
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