| domingo, 14 de diciembre de 2003 | Los alimentos subieron 100% tras la devaluación Los principales productos que componen la canasta habitual de alimentación acumulan desde la salida de la convertibilidad, diciembre de 2001, aumentos que en la mayoría de los casos superan el 110 por ciento.
En el mismo período la inflación fue del orden del 46 por ciento, lo cual muestra que la devaluación afectó directamente a los sectores de menores ingresos, que gastan la mayor porción de sus recursos en alimentación.
El aumento más significativo es el que se produjo en el aceite de maíz, que según el último informe del Indec aumentó 230,6 por ciento desde diciembre de 2001 a noviembre de 2003. Un elemento básico como el arroz presenta un alza acumulada de 147,6 por ciento y otro insumo popular como la lenteja pegó un salto cuantificado en el 245,3 por ciento.
En lo que respecta a los lácteos la leche fresca en sachet se incrementó 71,8 por ciento y la leche en polvo descremada 84,2 por ciento. Entre los derivados, la manteca creció 112,7 por ciento y la mayoría de los quesos también aumentaron por encima del 100 por ciento. Por ejemplo, el tipo cuartirolo muestra aumentos de 136,6 por ciento y el pate grass del 132,2 por ciento.
Por otra parte, el pollo subió su precio en 117,6 por ciento, aunque el mes pasado presentó una caída de 1,9 por ciento. Las carnes en general subieron entre un 60 y un 90 por ciento.
El pan fue uno de los productos que menos se encareció para la población, ya que su aumento de 37,4 por ciento, estuvo por debajo del promedio inflacionario. En tanto, las frutas tuvieron un comportamiento dispar. En las verduras y hortalizas, el tomate se incrementó 118,6 por ciento, la papa 97,4 por ciento y la cebolla 23,1 por ciento.
En los últimos 23 meses el azúcar suma aumentos por 128,3 por ciento, el té en saquitos 90,3 por ciento y la yerba mate 34,2 por ciento. Por su parte, el grupo de bebidas e infusiones que se consumen en el hogar crecieron 54,2 por ciento.
Los aumentos generalizados en los alimentos se compensan con promedios menores en los costos de otros bienes y especialmente servicios, lo cual permite reducir el nivel de inflación a un 46 por ciento, cuando el promedio de los alimentos muestra supera largamente ese nivel. Esta situación provocó una fuerte retracción en el consumo por efecto de la caída en el poder adquisitivo de la población. enviar nota por e-mail | | |