| sábado, 13 de diciembre de 2003 | En Argentina es más fácil La ley aprobada por el Senado italiano fue criticada con dureza por varios especialistas argentinos en estas técnicas. En el país, aunque no existe por ahora una ley que regule los tratamientos de fertilización, los médicos se rigen por criterios prácticamente opuestos a los que avalaron los legisladores italianos. Cabe señalar que hay presentados tres proyectos normativos que aún se analizan en el Parlamento.
Esther Pollak de Fried, del instituto médico CER, precisó que "varios proyectos de ley llegaron al Congreso, pero ninguno prosperó. Los médicos nos regimos por los lineamientos de la Sociedad Argentina de Esterilidad y Fertilidad (Saef), con altos niveles de control ético", explicó.
Para Pollak, la ley aprobada en Italia "es ridícula, antilógica", aunque precisó que en el país también "se aconseja tratar a parejas constituidas, heterosexuales. El criterio para las técnicas es muy amplio y deja la decisión en manos del médico".
La Argentina permite la donación de gametas (óvulos y espermatozoides) y también la criopreservación de embriones. "Es fundamental que haya congelación, para tener más chances de lograr embarazos en mujeres con dificultades. Es ridículo que se prohíba", opinó la especialista.
El médico Claudio Chillik, vicepresidente de la Saef y director del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (Cegyr), coincidió en sus críticas a la ley italiana: "Es absurda, discriminatoria y medieval". Chillik señaló que en Argentina se ha debatido mucho qué hacer con los embriones que no se utilizan. "Muchos países permiten el descarte -explicó-. Pero nosotros preferimos que sean donados. Porque, si bien un embrión no es para nosotros una persona, tiene la potencialidad de serlo. Por eso es conveniente congelarlos para su uso posterior, por otras parejas".
La Saef aconseja no transferir a la mujer más de dos embriones, para evitar embarazos múltiples. Solamente en casos muy específicos, cuando se trata de alguna patología particular, explicaron los médicos, se permite transferir hasta un máximo de cuatro embriones.
En noviembre de 2002 los senadores dieron media sanción a un proyecto sobre fecundación artificial que provocó descontento en los médicos y satisfacción a medias en el seno de la Iglesia Católica.
El debate se remonta a la década de los 90, aunque las prácticas vienen desarrollándose desde bastante tiempo atrás, no sólo en el campo de la estimulación hormonal y la fecundación in vitro sino también en el de la crioconservación (conservación por congelamiento). De hecho, se afirma que en Argentina hay en la actualidad alrededor de 1.300 embriones congelados. A lo largo de estos años han sido presentados diversos proyectos para regular la práctica de la fecundación artificial o fecundación asistida. De entre todos los propuestos, dos fueron abriéndose camino: el proyecto moderado de los justicialistas Britos y Del Valle Rivas, y el de los radicales Laferriere y Storani (más liberal y apoyado por muchos científicos).
El proyecto aprobado El proyecto de ley finalmente aprobado prohíbe el alquiler de útero, la clonación, la manipulación genética, la inseminación de la viuda con material genético del marido, el utilizar material genético (semen u óvulos) ajenos a la pareja y la selección de sexo.
Permite la crioconservación de los óvulos fecundados sólo en casos de excepción, como la muerte de la madre antes de que sea implantado, crea un registro de los óvulos crioconservados ya existentes, y acepta la adopción prenatal. enviar nota por e-mail | | |