Año CXXXVII Nº 48236
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
El Mundo
Escenario
Opinión
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Campo
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 10/12
Autos 10/12
Turismo 07/12
Mujer 07/12
Economía 07/12
Señales 07/12


contacto

servicios

Institucional

 sábado, 13 de diciembre de 2003

Los materiales tienen un altísimo poder destructivo
Las cargas alcanzarían para 10 detonaciones como la cometida en el ataque a la Embajada israelí

Los materiales desaparecidos (600 kilos de nagolita, 100 de gelamón y 7,5 de gelamita) se potencian al juntarlos. Según Osvaldo Laborde, coronel retirado de Gendarmería y perito oficial en el atentado a la Embajada de Israel (1992), la cantidad de explosivo robado "sirve para 10 explosiones como la de la embajada".

En tanto, para el ataque que destruyó en 1994, la sede de siete pisos de la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia) en Buenos Aires, que dejó 85 muertos y 300 heridos, se estima que fueron utilizados entre 300 y 350 kilogramos de nitrato de amonio con gasoil. "Esto es bastante menos que los 100 kilos de gelamón. Y ni hablar si a ese explosivo se lo combina con la nagolita", dijeron otros expertos a l sostener que "con 100 kilos de gelamón se puede volar una manzana. Si a eso se le suma la nagolita (un reforzador que garantiza que nada del otro explosivo se desperdicie) las consecuencias son difíciles de calcular".

También se dijo que la sola intención de acelerar los plazos para munirse de explosivos fue avalada a partir de las escasas posibilidades de buscar un rédito económico al robo y posterior venta en el mercado negro. "La gelamita tiene un costo aproximado de 10 pesos por kilogramo y la nagolita es más barata. Arriesgarse a realizar un operativo de estas características sólo para conseguir unos cientos de pesos me parece poco probable", sostuvo un experto de la Policía.

El último robo grande de explosivos en la región ocurrió en 1997. También de una minera neuquina se habían llevado gelamón, pero fue encontrado por la policía rápidamente.

Anteayer, la fuerza de seguridad provincial indicó que el caso era "un hecho común", perpetrado por inexpertos que, con buenos datos sobre el lugar de almacenamiento en los polvorines y las frágiles medidas de seguridad, llegaron para apoderarse de algunos explosivos y terminaron con poco menos de una tonelada de explosivos en su vehículo.

La sospecha sobre la utilización de los explosivos para provocar una fuga de la cárcel de General Roca se apoya en antecedentes de intentos de evasión a partir del uso de explosivos. Ocurrió el 25 de abril de 2001, cuando cayeron al patio interno cuatro barras de gelamón y fueron detectadas por un guardia.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Notas Relacionadas
Alerta nacional ante el robo de poderosos explosivos en Río Negro


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados