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 sábado, 13 de diciembre de 2003

Preocupa la escalada de agresiones entre estudiantes en la zona ribereña
La violencia en las graduaciones dejó otro herido y diez detenidos
Un joven de 21 años quedó tirado en una rotonda con traumatismo de cráneo y pérdida de conocimiento

Pablo R. Procopio / La Capital

La saga de hechos violentos generados durante y después de los festejos de fin de año que ya comenzaron a realizarse en la ciudad, tuvo ayer nuevos episodios. Un joven de 21 años fue internado con un fuerte traumatismo de cráneo después de haber sido golpeado a la salida de una graduación en el Paseo Ribereño. Mientras tanto, siguieron sumándose las denuncias de vecinos que manifestaron estar hartos de sufrir los desmanes provocados a la salida de las fiestas que se organizan en salones del sector conocido como Costa Alta. Y como si esto fuera poco, un chico que ayer cumplió 13 años sufrió quemaduras en su rostro cuando estalló el tanque de nafta de un automóvil donde había arrojado un petardo (ver aparte).

Efectivos del Comando Radioeléctrico intervinieron en plena madrugada en una pelea frente a las instalaciones del club náutico del Circulo de Suboficiales del Ejército (Cirse). Allí, en la rotonda de Colombres y Gurruchaga, varios muchachos estaban insultándose y golpeándose instantes después de finalizada la graduación de la escuela Luis María Drago, que se llevó a cabo en el salón restaurante del lugar.

La situación tuvo su punto culminante cuando la policía encontró tirado a un chico de 21 años con claras evidencias de haber sufrido una paliza.

Inmediatamente, una ambulancia del Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies) trasladó al muchacho al Hospital Alberdi. Se trata de Mariano Bustos, quien luego fue derivado al Sanatorio Británico, donde todavía permanece internado.


Deslindan responsabilidades
El presidente de Cirse, Héctor Guglielminotti, deslindó responsabilidades sobre lo ocurrido y aclaró a La Capital que "no hubo ninguna gresca dentro del local". En tanto, aseguró desconocer si quienes participaron del enfrentamiento habían estado presentes en la fiesta de graduación.

Sin embargo, los policías detuvieron a diez jóvenes de entre 18 y 22 años, quienes quedaron alojados en la comisaría 10ª pero después fueron liberados una vez que lo decidió el juez de correccional de la 5ª nominación, Eduardo Enrique Costa, tras no hallar evidencias sobre su participación en la golpiza. "Era un grupo que se trasladaba a 15 metros de Bustos y había salido del festejo", explicó el jefe de la dependencia, Eduardo Aucar Cettour.

El joven llegó al Alberdi con un traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento y un hematoma occipital. "No recordaba nada pero estaba consciente y sin ningún signo de foco neurológico", explicaron a este diario los médicos que lo atendieron durante unas ocho horas de internación. Luego, la familia aceptó el traslado del joven al Sanatorio Británico, donde quedó observación durante dos días.

Allí, desde la habitación 445, su madre, Susana de Bustos, dijo que esperaba la evolución del muchacho, que estaba "muy dolorido". No obstante, no supo explicar el origen de la pelea, aunque ratificó que Mariano concurrió a la graduación de un "amigo del barrio".

El Hospital Alberdi se convirtió desde hace un tiempo en uno de los centros clave donde se evidencian los problemas entre los jóvenes las madrugadas de los fines de semana. "Como estamos en la zona ribereña, donde siempre hay bailes y fiestas, recibimos permanentemente chicos de 17 y 18 años alcoholizados; aparte, hay peleas y agresiones frecuentes que dejan heridos de distinto tenor", dijo un médico.

Durante el verano suelen atenderse en el efector unos seis pacientes por consumo de alcohol por cada día del fin de semana.

En otro orden, los vecinos del Centro Castilla (Pago Largo e Iturraspe, en la Florida) volvieron a poner el grito en el cielo al remarcar que "cada vez que se organizan fiestas se suceden hechos de vandalismo contra las casas vecinas y cualquier cosa que se encuentre en la calle".

Precisamente hace una semana hubo, en el medio de un baile, trompadas, botellazos, insultos y patadas que terminaron con heridos y el padre de un egresado detenido.

"En las fiestas se consume alcohol y los resultados están a la vista", dijo María, quien vive a media cuadra del Centro Castilla y relató un nuevo episodio sucedido ayer, a las 5.30. "Se escucharon gritos espantosos, al punto de que parecía que estaban matando a alguien", contó. Los vecinos alertaron a la policía pero no lograron evitar que los jóvenes comenzaran a producir destrozos. "Fui a llamar al Comando cuando escuché piedrazos contra mi casa; rompieron un blíndex, el revoque de las paredes y la madera de una ventana, impresionante", agregó María, antes de indicar que el lunes radicará una denuncia.

Los vecinos comentaron también que "el tema preocupa porque involucra a estudiantes que terminan el secundario, de clase media acomodada, supuestamente educados, que tienen sentido de que están delinquiendo". En rigor, en la madrugada de ayer rompieron un cantero y un teléfono público. "No nos animamos a dejar los autos en la calle, los chicos están descontrolados: dicen obscenidades, se bajan los pantalones; estamos aterrados y no sabemos qué hacer ¿Dónde está la vigilancia?", se preguntó una mujer.

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La gresca se armó fuera de Cirse.

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