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 sábado, 13 de diciembre de 2003

Biotecnología. La dinámica de la economía de patentes desafía la legislación
El desarrollo científico y las nuevas batallas jurídicas
Peleas que involucraron a grandes semilleros, empresas farmacéuticas Estados e investigadores

El desarrollo de la biotecnología está produciendo cambios constantes en el sistema legal de patentes, originando diferentes tipos de conflictos. Algunos casos interesantes:

* En 1989 se otorgó la patente europea EP0301749 (o US5015580) a la compañía de biotecnología Agracetus (por entonces subsidiaria de la compañía química WR Grace), que según la propia compañía se puede resumir como "Plantas de soja y sus semillas, creadas portando en su genoma un gen extraño capaz de expresarse en las células de la planta de soja". Organizaciones ambientalistas como Greenpeace y empresas biotecnológicas como Monsanto, Sandoz, Ciba-Geigy Dekalb y Pioner Hi-brid, también alegaron contra a medida. En 1994 Monsanto apeló contra esta patente ante la Oficina Europea respectiva, argumentando que la patente debía ser "revocada en su totalidad" porque no cumplía con los requisitos mínimos: no era una "novedad", no tenía "paso inventivo" y el requisito de divulgación de la información, necesario para obtener cualquier patente, era "altamente deficitario". En 1996, Ciba Geigy y Sandoz se unieron para formar Novartis, mientras Monsanto compró Dekalb y Agracetus. A partir de entonces, Monsanto retiró la demanda y dijo que iba a defender su patente. Novartis, luego Syngenta, continuó su apelación contra la resolución pero finalmente, la Oficina Europea de Patentes falló a favor de Monsanto.

* En su libro "Biotecnología: la otra guerra", Ezequiel Tambornini cuenta un caso de pleito en torno de la eritropoyetina humana recombinante, una proteína reproducida a partir de biotecnología, destinada a tratar ciertos tipos de anemia. A fines de los 90, la empresa estadounidense Transkaryotic Therapies (TKT) desarrolló un nuevo método (activación genética) para producir la eritropoyetina humana, lo patentó en EEUU y Europa, y vendió la licencia a la europea Aventis. Angem la llevó a juicio, con resultados disímiles: La Justicia estadounidense le dio la razón pero los tribunales británicos se inclinaron a favor de Aventis y TKT. Lo interesante del caso -cita el libro- es que la Justicia norteamericana convalidó un principio por el cual una compañía privada podía patentar una proteína que ya está en el ser humano, más allá del método utilizado para obtenerla.

* En el mismo libro, Tambornini refiere a una discusión en boga, sobre la patentabilidad o no de los recursos genéticos autóctonos. Y cita el caso de la concesión de una patente estadounidense sobre una bacteria que permite conservar alimentos, obtenida del Pozol, una bebida creada por los mayas a partir de maíz fermentado, de la cual siempre se supo que tenía propiedades para el combate de ciertos males intestinales. A mediados de los 70 dos científicos mexicanos investigaron la composición del pozol e identificaron una serie de bacterias que mostraban una fuerte actividad antibacteriana. Años después otra científica mexicana presentó una tesis en la Universidad de Minnesota sobre una de las bacterias descritas en los 70. La empresa europea Quest International se interesó por el tema y financió investigaciones de esa universidad. En 1999, la Oficina de Patentes de Estados Unidos le concedió la patente sobre una cepa de la bacteria Bacillus subtilis, que permite conservar los alimentos, a sabiendas de que fue obtenida del Pozol. Si bien en 1992, el Convenio sobre Diversidad Biológica estableció que los recursos genéticos de los diferentes países son patrimonio de los Estados nacionales y su uso requiere el permiso de propietario, México ratificó el convenio pero no lo reglamentó. "Si ese convenio estuviese correctamente reglamentado, la patente otorgada a Quest International y a la Universidad de Minnesota sería considerada un delito contra el Estado de México", señala Tambornini en su obra.

* "La mejor defensa contra las apropiaciones de recursos genéticos es relevar los yacimientos de biodiversidad para extraer la mayor cantidad de crudo molecular posible", describe Tambornini, para quien la biodiversidad "en el presente siglo será tan significativa como lo fue el petróleo en otra época". Relata que el país latinoamericano que más avanzó en este tema fue Brasil, a través de sus diversos proyectos genoma. El marco legal brasileño protege la propiedad del Estado sobre los recursos presentes en su biodiversidad. En 1999 la empresa brasileña Extracta se convirtió en la primera empresa privada de ese país en solicitar una licencia especial de acceso a la trasferencia de patrimonio genético al Consejo de Gestión de Patrimonio Genético brasileño. Fue consecuencia de un acuerdo con la farmacéutica británica Glaxo para realizar tareas de biprospección, es decir, descubrir en la biodiversidad brasileña nuevas moléculas de interés farmacológico.

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El patentamiento se suma a la disputa.

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