| miércoles, 10 de diciembre de 2003 | "Tendrán que seguir esperando" El domingo pasado, alrededor de las dos de la tarde sonó el timbre en la casa de Viviana, en calle General López al 2000. "Buenas, somos de Telecom, venimos a reparar", dijo el hombre de chaleco naranja con una inscripción casi imposible de leer pero que parecía referirse a una empresa contratista.
La explosión de alegría de toda la familia conmovió hasta los cimientos. Cinco minutos después, otra vez la desazón y la impotencia: "Su línea no está conectada al poste de aquí enfrente, sino a aquel de la otra cuadra ¿lo ve?", le preguntaron los técnicos.
Sí, lo veía. El poste en cuestión estaba peligrosamente inclinado, y de él partía un fárrago de cables que hacían el milagro de sostenerlo. "Hasta que no venga la cuadrilla de Telecom a levantar los palos nosotros no podemos hacer nada con su línea", sentenció el hombre de chaleco. Y mientras cargaba escalera y herramientas a su desvencijado Falcon, alcanzó a dejar un consuelo para tanta desazón: "Lo lamento señora, tendrán que seguir esperando, a lo mejor hasta la semana que viene".
Mientras los técnicos partían hacia "otras 45 líneas que nos dieron hoy", la mujer se quedó pensando a quién quejarse por los 48 pesos del abono a Internet que no pudo utilizar, y los 25 pesos mensuales que le cuesta el monitoreo telefónico de la alarma de su casa, que desde hace 30 días está desprotegida. enviar nota por e-mail | | |