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 lunes, 08 de diciembre de 2003

El escritor presentó su último libro "Buenos Aires ciudad en crisis"
Sebreli: "Las ciudades están en decadencia"
Dice que se perdió el paseo y el encuentro y que los shoppings y los countries son síntomas de la crisis

Laura Vilche / La Capital

Cuando La Capital llegó el viernes pasado al hotel donde se hospedaba, él recién llegaba de un paseo por las calles rosarinas. Un ritual que se niega a perder el escritor Juan José Sebreli, quien sostiene que las "ciudades están en decadencia" y que la muestra más fiel de ello es la pérdida de los hábitos del paseo y del encuentro. Pero este hombre de 73 años y uno de los ensayistas que más vende en la Argentina no sólo vino a la ciudad como un flaneur (apasionado por el vagabundeo). Presentó su último libro: "Buenos Aires, ciudad en crisis" (Sudamericana), una autocrítica y reedición -corregida y ampliada- de "Buenos Aires, vida cotidiana y alienación", una obra que escribió en el 64. Allí se explayaba sobre la ciudad donde nació a través de la historia y costumbres de sus burguesías, clase media, trabajadora y lumpen. Ahora que retoma ese trabajo casi 40 años más tarde, argumenta por qué aborrece los shoppings, barrios privados y countries, síntomas para él de la crisis citadina, a la que según dice no está ajena Rosario. A pesar de todo, reconoce que no viviría en otro lugar que no fuera una ciudad. "Siempre elegí tener mi casa a menos de veinte cuadras del Obelisco. Yo en un barrio de jardines me deprimo", reconoció.

-Usted vino por primera vez a Rosario en los 60. ¿Ahora cómo la ve?

-Es cierto. Me alojé en el legendario Hotel Italia (Maipú 1065). Por esa época y aún antes era común que los jóvenes porteños vinieran el fin de semana a Rosario atraídos por el bajo fondo prostibulario de Pichincha. Incluso Borges venía por ese mundo sombrío. Todo eso se perdió, también los viejos cafés y tantos otros lugares de encuentro. Rosario está en declinación como todas las ciudades que vivían del puerto, en cierto modo hoy están en decadencia: Buenos Aires, Valparaíso (Chile) y creo que Rosario, al menos así me lo dicen amigos que viven aquí.

-Bueno, Naciones Unidas la acaba de declarar ciudad "modelo" entre 257 centros urbanos por su "experiencia ejemplar de gobernabilidad".

-¿A Rosario?

-Sí, a Rosario.

-¿Quién la declaró?

-Naciones Unidas.

-Y bue.

-Usted analizó a Buenos Aires en los 60 a través de sus clases sociales, una descripción que en alguna medida podría homologar un rosarino. ¿Qué ganaron y qué perdieron esas clases tras 40 años?

-Básicamente cambiaron y eso implicó ganancias y pérdidas. Lo que hay que evaluar es qué vale más, si lo que perdimos o lo que ganamos.

-¿Y qué vale más?

-Si analizamos algunas cuestiones relacionadas con los cambios en el mundo ganamos considerablemente en libertad de expresión y sexual, por ejemplo. Pero si analizamos los aspectos de cultura urbana argentina tenemos que señalar una visible decadencia. La ciudades perdieron identidad porque bajo la idea de que lo nuevo es lo mejor se han destruido edificios, cafés, plazas y generalmente para hacer algo horrible. Ahora comienza a instalarse la idea de preservar el patrimonio histórico que por suerte es algo más amplio que recuperar estatuas. Ahora una casa modesta y un cine -verdaderas obras arquitectónicas- pueden preservarse al mejor estilo europeo. Un buen ejemplo porteño fue el teatro Odeón: se lo tiró abajo para que en su lugar quede un terreno baldío.

-A usted no le gustan nada los shoppings, ¿no?

-No, porque se crearon en Estado Unidos para los lugares donde no hay vida comercial, para las carreteras donde no hay un solo negocio. Y únicamente en Argentina los metimos dentro de las ciudades. Eso no se concibe ni en Nueva York, ni en París. No son lugares de encuentro, uno siempre da vueltas por el mismo lugar, nadie se pierde ni tampoco se encuentra. Antes, salir de compras al centro era todo un paseo y hasta una aventura. Se dice que la decadencia viene porque Buenos Aires comenzó a copiar a París y terminó copiando a Miami. Pero creo que no es así. Los shoppings de Miami son amplios, con asientos cómodos donde uno puede pasarse diez horas leyendo un libro. Pero en los de Buenos Aires colocan cuatro mesas en medio de un corredor y no se puede ni conversar.

-¿Por qué cree que los ciudadanos dejaron de pasear?

-Porque desaparecieron las calles de paseo, ahora Florida es un corredor, dejó de ser un sitio de encuentro, está degradada; Lavalle está lumperizada; Corrientes es híbrida y Santa Fe perdió su fama de calle elegante, cada vez se asemeja más a Once. Hoy hay miles de personas caminando de aquí para allá, pero nadie pasea, se perdió la sociabilidad urbana. Se perdió la mezcla, la hibridación de las calles de ciudad, todas las edades y los gustos juntos. Hoy se tiende a la fragmentación: los jóvenes se juntan entre ellos, los pobres en las villas y los ricos se van a los countries.

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"Destruyeron edificios para hacer cosas horribles"

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