| domingo, 07 de diciembre de 2003 | Dieta y ejercicios Cuando la cantidad y calidad óseas se resienten, puede llegarse a sufrir una fractura incluso sin mediar un episodio traumático: en algunos casos bastará con estornudar o levantarse de la cama.
En la osteoporosis ("huesos porosos") la pérdida ósea suele ser gradual y no hay signos previos o síntomas hasta que la enfermedad está avanzada. La fractura aparece en una fase relativamente tardía de la enfermedad, cuando ya se ha perdido una considerable cantidad de masa ósea.
Una osteoporosis establecida se acompaña de fracturas de brazos y piernas, deformaciones vertebrales y dolores agudos o crónicos. Muchos pacientes presentan dolor crónico o agudo, fatiga muscular, movilidad limitada, pérdida de talla, joroba y falta de autonomía.
Un programa adaptado de ejercicios ayuda a recuperar la movilidad y la resistencia muscular, y a reducir el dolor.
Aunque está demostrado que el calcio tiene a cualquier edad un efecto beneficioso para la salud de los huesos, se ha comprobado que hasta en los países desarrollados la ingesta individual de calcio está por debajo de los niveles recomendados; y lo mismo sucede con la vitamina D, que ayuda a metabolizarlo.
La manera óptima de alcanzar la ingesta adecuada de calcio es una dieta equilibrada con productos lácteos; en tanto que la exposición regular a la luz del sol, asegura niveles adecuados de vitamina D.
Conocer los factores de riesgo es vital para orientar a las personas de cierta edad a hacerse mediciones de densidad ósea (densitometrías), tomar medidas preventivas y supervisar la marcha del tratamiento.
Existen diversas medicaciones contra la osteoporosis: difosfonatos, calcitonina, calcio, fluoruros, terapia hormonal sustitutiva, ipriflavona, derivados de los estrógenos, esteroides anabolizantes, vitamina D y sus metabolitos. enviar nota por e-mail | | |