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 domingo, 07 de diciembre de 2003

Fertilización in vitro. El de Manuel Campo López fue el segundo caso del país
El primer bebé de probeta de Rosario ya tiene 17 años
Ahora vive en Buenos Aires y guarda los diarios del día en que nació

Laura Vilche / La Capital

Hacía poco más de dos semanas había ocurrido el terrible accidente en la central atómica de Chernobyl (Rusia), al país lo gobernaba Raúl Alfonsín, a la provincia José María Vernet y a la ciudad Horacio Usandizaga. La nafta súper había aumentado un 2,5 por ciento: costaba 0,428 australes y se anunciaba el comienzo del Mundial en México que ganaría Argentina, con Diego Maradona como capitán. En medio de ese panorama, el 13 de mayo, a las 10, nacía Manuel Campo López, el primer bebé de probeta en Rosario y el segundo de Argentina. Una historia con historia.

A pocos meses de que cumpla la mayoría de edad, La Capital recordó este episodio familiar y científico con sus protagonistas: el propio Manuel, sus padres -Nora y Néstor- y los médicos rosarinos que lo trajeron al mundo: Carlos Morente, Alberto Badano y Pedro Figueroa Casas (ver aparte).

Manuel nació ocho años después que la inglesa Louise Brown, la primera bebé por fertilización in vitro en el mundo. Pesó 3,200 kilos y su parto normal no se realizó en Rosario, sino en Buenos Aires, donde vive actualmente. Pero en esa época se ganó el mote del "primer bebé de probeta rosarino" porque fue aquí donde su madre se hizo el tratamiento de fertilización asistida y donde se gestó. Es que por aquellos años había sólo dos equipos que realizaban este tipo de tratamientos en el país. El del doctor Roberto Nicholson, de Buenos Aires, artífice del los primeros bebés de probeta de la Argentina en el año 85 (los mellizos De la Porte oriundos de Tucumán), y el de los médicos rosarinos Badano, Morente y Figueroa Casas, a quienes derivó el caso el tocoginecólogo porteño Juan Carlos Procaccini.

Aún hoy Manuel y su familia guardan en una carpeta los recortes periodísticos sobre su caso. Documentos que el propio Manuel supo llevar a su escuela para que sus compañeros se enteraran que él no era un chico cualquiera. De hecho dice estar convencido de que no lo es, no sólo por la forma en que nació, sino por su manera de ser. "Nunca tuve una carpeta en el secundario y nunca necesité estudiar para una prueba. Con lo que escucho en clase y con lo que leo en los diarios me basta", asegura como carta de presentación.


"Mucha personalidad"
Antes de tenerlo a Manuel, Nora y Néstor adoptaron a Diego (23) y luego tuvieron naturalmente a Gonzalo (16) y a Martina (13). Los padres remarcan que su segundo hijo es un chico como cualquiera, pero "inteligente y con mucha personalidad".

Y él asiente. "Soy difícil; puedo ser el más bueno y el más malo de todos", señala antes de contar que escucha punk rock, que sus grupos preferidos son Flema, Sex Pistols y Ramones, que tiene dos tatuajes, aro, no come verduras y es hincha de San Lorenzo.

Hacía diez años que Nora y Néstor -una pareja de clase media que hoy comparte 27 años de casada- intentaban tener un hijo cuando su médico les sugirió probar con la fertilización in vitro. "Ahora suena común, pero por esa época parecía algo de ciencia ficción. De todos modos, no dudamos y fuimos a Rosario, lugar que nunca había pisado y al que aún no volví desde que tuve a Manuel", admitió Nora.

En rigor, Manuel tampoco conoce esta ciudad, pero no pierde las esperanzas de visitarla. Sí sabe que aquí se gestó hace 17 años, que es el lugar donde se levantan el Monumento a la Bandera y las canchas de Central y Newell's, y donde nació la banda de música Bull Dog.

La madre de Manuel se emociona cuando recuerda el día en que comprobó que quedó embarazada en el primer intento de fertilización. "El método se llama gift, que en inglés significa regalo, y realmente mi hijo lo fue. Todos mis hijos son un regalo de Dios", remarca Nora, quien dijo que al segundo "nene" lo bautizó Manuel como a su abuelo.

Nora piensa a futuro y lo único que desea es que tanto Manuel como sus hermanos sean felices. El primer bebé de probeta de Rosario también piensa en el mañana. Dice que no tiene en mente irse a vivir solo porque en la casa está cómodo y que nunca hasta ahora pensó en hacer una familia y tener hijos. "Por ahora sólo pienso en estudiar dos carreras a la vez: ingeniería en telecomunicaciones y en sistemas", desafía. Pero luego reconoce que para lograr ese objetivo tendrá que cambiar un hábito: "Creo que no me va a quedar más remedio que empezar a estudiar en serio y tener mis carpetas".

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Manuel está viviendo en Buenos Aires.

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