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 domingo, 07 de diciembre de 2003

Una construcción permanente
Buscando más representatividad
Una mirada sobre la calidad del cuerpo que tiene el mandato de ejercer el poder delegado por los rosarinos

Nelso Leopoldo Raschia

Si hoy preguntamos si ha mejorado la calidad de los ediles que están sentados en las bancas del Palacio Vasallo seguramente un alto porcentaje de la población dirá que no, pero a poco que se profundice en la cuestión podrá apreciarse que, de manera paulatina, en estos 20 años ello ha ocurrido y, de tal manera, también la calidad de los proyectos, del trabajo parlamentario, aún con altibajos y excepciones.

Para aquella primera elección, la del 30 de octubre de 1983, los partidos políticos, centralmente los dos grandes nacionales, la Unión Cívica Radical y el Partido Justicialista, armaron sus listas, la hoy tan criticada sábana, tratando de acomodar sus líneas internas, de equilibrar tendencias, pero, claro que con excepciones, sin tener muy en cuenta los conocimientos. Ciertamente que, en aquel entonces lo importante era, de cualquier manera, retornar a la democracia y ocupar los lugares en los estamentos institucionales.

Pero ya a partir de la primera renovación de ediles, en 1985, la cuestión se fue modificando y en la balanza de los partidos -de todas las agrupaciones- no solo pesaba la militancia, -de por si importante- sino que también comenzó a tenerse en cuenta los conocimientos de quienes se postulaban.

De tal manera, progresivamente, aunque no con todo el énfasis, que ahora, a años vista puede apreciarse con mayor claridad, el Concejo rosarino fue cambiando de aspecto. No pasaba todo por la discusión política chata, sino que eran muchos más los ediles que debatían temas en profundidad, que elaboraban proyectos o concretaban investigaciones de manera enjundiosa. Sólo por citar un ejemplo en esos primeros años se trabajó en la investigación sobre la adjudicación de los terrenos a cerealeras en el llamado Puerto Norte, que casi dos décadas después derivaría en la posibilidad de habilitar una traza y en cambiar radicalmente la fisonomía de la zona.

Claro que aún faltaba, y mucho, para ampliar las bases de representatividad. Los partidos trataron de dejar de lado el dedo, pero éste hasta el presente, al menos en los primeros lugares de las listas, parece poco menos que inevitable. Sin embargo, cada elección, significó una mejora, un avance, porque con cada renovación se incorporaban nuevas ideas en pos de esa mayor representatividad.

Se mejoró en cuestiones primarias, casi elementales. Probablemente por desconocimiento, en los primeros años el ciudadano común casi no concurría a las reuniones de comisión. Hoy, prácticamente no hay día en la que cualquiera de las comisiones que integran el cuerpo colegiado no reciba a vecinos para escuchar sus problemas. La voz del ciudadano comenzaba a escucharse.

Pero hubo más, ya cercano en el tiempo, a comienzo de los 90: una comisión, la de Ecología crea su Comisión Asesora, un auténtico foro de discusión de las entidades que tienen que ver con la cuestión. Ya no eran sólo los ediles, institucionalmente se podía opinar.

Y con el tiempo, en esa búsqueda de mecanismos que perfeccionaran la participación, se implementa el de las audiencias públicas, en el que si bien en contadas ocasiones se respetaron las formas, ha servido para la expresión del vecino.

En estos 20 años el Concejo ha sido objeto de muchas críticas y más que razonables en la gran mayoría de las ocasiones. Es un cuerpo político -verdad de Perogrullo- pero en cuántas oportunidades se discutió y discutió durante horas por situaciones que no hacen al interés común.

De cualquier manera el cuerpo también trabajó y bien en muchas otras ocasiones, incluso para autodepurarse cuando se dieron casos concretos de corrupción. Y fue uno de los primeros lugares en el país donde ello ocurrió.

Quedan temas pendientes, no pueden caber dudas sobre ello. Necesariamente debe buscarse una mayor representatividad, una mayor relación vecino-edil. Proyectos presentados para intentarlo existen, por citar sólo uno, el de sesionar en los barrios. Aunque quedan también otras preguntas: ¿Menor cantidad de concejales significa mayor representatividad?, ¿podrá lograrse una mayor rapidez operativa, en el tratamiento de los temas, por ejemplo en el caso del presupuesto? Sólo el tiempo, y más democracia, lo dirá.

Nelso Leopoldo Raschia cubrió por diez años las noticias del Concejo Municipal para La Capital y fue seis años director de Información de ese cuerpo

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