| miércoles, 03 de diciembre de 2003 | Pasajero de una pesadilla La pesadilla para Eduardo Toniolli no comenzó el 6 de noviembre pasado, cuando una granada de mano sin espoleta ni explosivo fue arrojada contra la vidriera de su cibercafé. El militante de Hijos sufrió en total tres ataques desde que, junto a su madre, Alicia Gutiérrez, se presentó como querellante en la Justicia federal para la reapertura de la causa sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados en el centro de detención clandestino denominado la Quinta de Funes. La primera intimidación al hijo de Eduardo Toniolli, militante desaparecido en 1976, surgió cuando desconocidos le arrojaron trozos de una placa robada del Bosque de la Memoria. Y, tras el episodio con la granada, un piedra volvió a destrozar la vidriera del local. Frente a una escalada de amenazas que incluyó a otros militantes, el joven resolvió alejarse temporariamente de la provincia. enviar nota por e-mail | | |