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 miércoles, 26 de noviembre de 2003

Trabajar la tierra ayuda a los pacientes en diálisis

Para un paciente renal, la diálisis sola no basta. Jubilados por la incapacidad, aunque jóvenes de edad, encuentran en el cultivo de huertas orgánicas una actividad que, además de significar un aporte económico, ayuda a su rehabilitación. A la propuesta se sumaron más de 130 personas. Además de cosechar rabanitos, zapallos y flores, recuperaron el entusiasmo. Luego surgieron microemprendimientos, la oportunidad de colaborar en cooperativas y nuevos temas de conversación.

Los médicos tratantes observaron que luego de meses de trabajo, el impacto del trabajo de la tierra y el hecho de ver cómo se genera vida, estimuló a los pacientes y los ayudó mejorar su inserción en la vida.

El novedoso emprendimiento comenzó hace dos años en Rosario de la mano de Fresenius, una empresa privada que ofrece el servicio de diálisis en todo el país. "Intentamos mejorar la calidad de vida de aquellos que padecen una enfermedad crónica", destacó una de las directoras médicas, Lidia Sciara. A su vez, en todo el país más de 2.400 enfermos de riñón se dedican a cultivar la tierra en centros de diálisis de 16 provincias, donde practican terapias de horticultura con efectos altamente positivos.

El proyecto se sustentó en el programa Pro Huerta del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), que brindó las semillas y la capacitación. "Descubrieron que podían hacer algo, emplearse en alguna actividad y que además contribuía a mejorar la propia nutrición".


Bingo, flores, poemas
Lo primero fue la capacitación. Personal del Inta y pacientes, que ya tenían experiencia en cultivos por trabajar en el campo, brindaron las instrucciones básicas sobre siembra. Cada uno llevó el proyecto a su casa. Cultivaron desde grandes terrenos hasta macetas de balcón. Otro paciente más avezado descubrió una oportunidad laboral: a partir de cultivar flores obtuvo plantines que ahora comercializa.

En el marco de los proyectos recreativos, el equipo interdisciplinario conformado por la licenciada en trabajo social Vanina Rasetto, la nutricionista Gabriela Poudes y la psicóloga Ana Claudia Bosquiazzo, junto a los médicos del servicio, crearon "las tardes de bingo". Descubrieron que era un juego que podía realizarse con una sola mano, mientras los participantes se dializaban. "El juego agrupa a todos y los motiva porque cada uno trae algún regalito envuelto para premiar a otro", relató Rasetto.

Así como esta surgieron nuevas propuestas como el festejo de cumpleaños o traer flores para el día de la primavera. Otros incursionaron en la literatura, escribieron poemas y relatos, que serán publicados en la revista de la empresa.

"Más tarde, el proyecto se amplió. Los pacientes con hepatitis B que se dializaban en el Hospital Centenario fueron derivados al servicio para continuar el tratamiento. A partir de entonces, se firmó un convenio con los centros Crecer para comenzar próximamente con la cría de codornices y pollos", comentó finalmente la psicóloga.

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