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 lunes, 24 de noviembre de 2003

Charlas en el Café del Bajo

-¿Usted sabe qué es un líder Inocencio?

-Habitualmente suele decirse que un líder es alguien que comanda a un grupo de personas, pero en realidad quienes conocen de manejo de grupos humanos saben que un líder es alguien que mucho más que mandar guía y orienta.

-Exactamente. El vocablo proviene del inglés "lead o leader" cuyas acepciones contemplan guiar, mandar, inducir. Ser un líder supone, además de tener ciertos conocimientos y don natural, ser un creativo, un emprendedor. Me llegó un breve texto sobre cuál es la diferencia entre un líder y alguien que sólo manda u ordena.

-A ver, háganos saber cuál es esa diferencia.

-"El jefe maneja al subalterno, el líder lo guía. El jefe depende de su autoridad, el líder, de buena voluntad. El jefe inspira temor, el líder inspira entusiasmo. El jefe dice "estén aquí en tiempo", el líder llega allí "antes de tiempo". El jefe sabe a quién echarle la culpa, el líder sabe cómo arreglar los problemas. El jefe sabe cómo hacer las cosas, el líder enseña cómo se hacen. El jefe hace del trabajo una pesadilla, el líder hace del trabajo un diversión. El jefe dice "vaya", el líder dice "vamos". El jefe dice "yo", el líder dice "nosotros". El líder es aquel que consigue que personas ordinarias hagan cosas extraordinarias".

-En realidad es un principio que sirve no sólo para ser aplicado a quienes tienen vocación de liderazgo en empresas y comercios, sino en muchos órdenes de la vida social.

-Claro, porque para que un grupo de personas alcance la meta establecida, sea cual fuere, es necesaria la presencia de un líder. Pero en lo estrictamente empresarial y privado la aparición y mantenimiento de líderes en la Argentina se hace una tarea muy dificultosa.

-La verdad, Candi, que en la Argentina estatal hace mucho tiempo que no hay líderes, sólo jefes camanduleros. ¿Pero por qué la irrupción y permanencia de líderes dice usted que es difícil en el ámbito privado?

-Ya dijimos que el líder es una persona creativa, emprendedora. Pues bien, leyendo ayer un artículo de Martín Krause, rector de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, me entero de que en este bendito país ser un emprendedor, constituirse en líder y mentor de una empresa, es decir encarar una tarea que entraña dificultad y que para lograr el cometido hace falta decisión y esfuerzo (primera acepción de la palabra empresa) es algo engorroso, complicado. En suma, que para acometer una empresa hay que sortear una suma de obstáculos incomprensibles puestos por el Estado.

-Bueno, se ratifica lo que todos vemos cotidianamente: los Estados municipal, provincial y nacional son una verdadera máquina de impedir y de obstaculizar. Es ciertamente increíble que la burocracia siga reinando en un país quebrado.

-Krause dice sobre los trámites necesarios para iniciar un emprendimiento con relación a otros países: "El primer lugar es para Australia, donde se deben realizar dos trámites, que se hacen en dos días a un costo del 2 por ciento del ingreso per cápita. Lo siguen Canadá, Nueva Zelanda, Dinamarca, Irlanda y Suecia. En la Argentina, en comparación con Australia, nos sobran 13 trámites, que nos hacen perder 66 días y un costo de seis puntos del ingreso". Añade que "La facilidad de contratar empleados (y de despedirlos cuando sea necesario) es una condición importante para encarar emprendimientos. Y lo es para los mismos trabajadores que pueden así encontrar empleo rápidamente. En el caso de flexibilidad para contratar, condiciones de empleo y flexibilidad para despedir, los países más desregulados se acercan a cero mientras que los más regulados a 100. Estamos mucho más cerca de los peores. La presencia entre los peores de España y Portugal tal vez nos de una pista mostrando que, como advirtiera Alberdi -dice Krause- nos hemos independizado, pero no de su herencia reglamentarista".

-Sí, es cierto. Ahora lo paradójico y lamentable, en esta tierra, es que por razones que todos sospechamos quienes son verdaderas víctimas de esta máquina burocrática y de esta exacerbada regulación no son precisamente los grandes grupos empresariales, sino los pequeños y medianos empresarios.

Candi II

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