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 sábado, 22 de noviembre de 2003

Los milagros del rock cuando consigue llegar justo a tiempo
Cielo Razzo reunió 2.300 personas en el Patio de la Madera
El grupo justificó su éxito con un puñado de canciones irresistibles, poderosas y llenas de matices

Carolina Taffoni / La Capital

Todo llega. Hasta una banda de rock "de acá" que vende discos y convoca a 2.300 personas en la presentación de su segundo compacto. El grupo es Cielo Razzo, el CD se llama "Código de barras" y el recital fue el jueves pasado en el Patio de la Madera.

Es cierto que Cielo Razzo se prendió en el último vagón del rock barrial de las banderas y la hinchada futbolera. Pero a Rosario llegó justo a tiempo. Aterrizó en una escena agotada en su círculo vicioso, con el mismo público de siempre mirándose las caras mientras el resto sigue charlando y tomando cerveza.

Eso no cambió, pero con Cielo Razzo vinieron las colas para entrar a los recitales, la gente que se sabe cada una de las letras, y ni hablar de las credenciales "todo acceso" que te hacen sentir en la cancha de River.

El show en el Patio de la Madera fue la mejor respuesta a la pregunta del millón: ¿Qué tiene Cielo Razzo para generar semejante movida? La banda abrió el recital con "Luna" y "Demás", dos canciones, dos hits rockeros. En Cielo Razzo hay melodía, ritmo y unos estribillos que cualquier banda pop envidiaría. También hay algunos matices: el reggae de "Chapa y bandera", la perlita stone de "Servile", los aires uruguayos de "Mujer" y un par de mid tempos embriagantes. A eso habría que sumarle un cantante que tiene ganas de expresar (Pablo Pino), dos guitarras que saben dialogar (Diego Almirón y Fernando Aime) y una base que funciona en la furia y en las sutilezas (Cristián Narváez, Juan Pablo Bruno y Javier Robledo).

La comparación con Los Piojos no es en vano, pero en directo ahora se revelan otras influencias en la línea de Neil Young/Pearl Jam. Cuando el grupo explota saca grandes versiones de "Puta" (con las guitarras de Bonzo Morelli y Palmo Addario), "Carne 2", "Arde", "Frágil" y "Perros". La apuesta más segura, sin embargo, está en una sucesión de hits infalibles como "Perseguido", "Sin salida", "Estrella" y "Quién baja la pala", más inmejorables letras del tipo "a vos te va mal pero a mí también". El gran final llegó con Coki Debernardi haciendo junto a Cielo Razzo una versión de "Baila", un clásico de Punto G. Los adolescentes no conocían el tema, pero igual lo festejaron.

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El cantante es el gran vínculo expresivo.

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