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 domingo, 16 de noviembre de 2003

"Kirchner contagió a la Justicia y al Parlamento"
Carlotto aseguró que sólo la voluntad política del presidente pudo hacer posible que se anularan las leyes

Walter Palena / La Capital

Estela Carlotto no se cansa de alabar el "coraje" de Néstor Kirchner por haber impulsado la nulidad de las leyes del perdón, lo que permitió que se reabran causas en la Justicia que permanecían paralizadas, como el de la Esma en Buenos Aires o la megacausa Feced en Rosario. "Este presidente se merece que lo acompañen porque todo lo que está haciendo hasta ahora es coincidente con los deseos del pueblo", expresó la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, reforzando una vez más los vínculos de afinidad con la política oficial en el terreno de los derechos humanos.

Invitada por la Federación Universitaria de Rosario (FUR) y la Juventud del Partido Socialista, Carlotto disertó el viernes pasado en la Facultad de Ciencias Políticas sobre las derivaciones de la nulidad de las leyes de obediencia debida y punto final. Previamente, la presidenta de Abuelas accedió a dialogar sobre algunos de los tópicos que luego abordó en la charla con los alumnos.

-¿Cómo tomó la anulación de las leyes de impunidad y la reapertura de causas por violaciones a los derechos humanos?

-Abuelas, junto con otras organizaciones, celebramos la caída de estas leyes en la Plaza de Mayo. Siempre dijimos que había sido un retroceso y la claudicación más grande que podía hacer un presidente (por Raúl Alfonsín) que había prometido todo lo contrario. Recién con este gobierno tuvimos la agradable sorpresa de contar con un presidente que tiene la voluntad política para revertir la historia. El gesto de Kirchner contagió al Parlamento y a la Justicia. Este presidente se merece que lo acompañen porque todo lo que está haciendo hasta ahora es coincidente con los deseos del pueblo.

-Declarada la nulidad, ¿cómo sigue?

-Ahora estamos tratando de implementar la Justicia. Falta que la Corte se expida, pero de todas maneras hay jueces que declaran inconstitucionales a las leyes y esto ya es suficiente para iniciar los procesos. Se están desempolvando lo que llamamos megacausas, como está sucediendo ahora en Rosario, donde Abuelas tiene una participación específica en el caso de los mellicitos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela. Estamos seguras de que nacieron en la Quinta de Funes y no los hemos encontrado todavía.

-¿Qué grado de confiabilidad pueden tener ustedes en jueces señalados en la famosa servilleta de Corach?

-Para nosotros la lucha sigue siendo un aprendizaje contínuo, y los propios jueces se dan cuenta que el pueblo no va a claudicar en esta demanda. Algunos tienen actitudes cambiantes y ahora no tratan de perturbar el proceso de la verdad y la justicia. Además, recordemos que está (Eugenio) Zaffaroni, que es una persona comprometida con los derechos humanos, es un hombre nuestro. Ahora están sacando a Moliné, Vázquez también va a caer, como van a caer todos. En este sentido estamos en una etapa promisoria: en vez de tener una Corte adicta al poder, vamos a tener una Corte adicta a la Justicia, como debe ser.

-¿Qué opina sobre el proyecto de despenalizar a los piqueteros?

-Creo que es justo que se desprocese y se deje en libertad a los militantes populares. Penalizarlos por la pobreza, por pedir comida y trabajo, me parece un acto de inhumanidad terrible.

-¿Alguna vez pensó en bajar los brazos a raíz de las intimidaciones o el atentado que sufrió el año pasado?

-Nunca, porque lo peor ya me pasó, que fue cuando me mataron a mi hija. Cuando miro el piso del garaje de mi casa y veo el mismo tipo de balas que tenía Laurita en su cráneo cuando la exhumaron, quiere decir que quienes me quisieron matar son los mismos, y contra ellos estoy luchando hace 26 años. Y no les tengo miedo.

-¿Cree que el gobierno debe permitir la extradición de los genocidas?

-Depende de cómo se interprete la anulación de las leyes de impunidad. Las extradiciones son innecesarias si se observa que acá se va a alcanzar la verdad y la justicia. Pero si en el país hubiera alguna traba, sería bueno extraditar a las personas que pide el juez Garzón o Francia. Allá están juzgados y condenados, por lo que irían directamente a un calabozo.

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Carlotto respaldó al presidente.

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