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 domingo, 16 de noviembre de 2003

Actitud positiva
Siempre con buen humor

Hoy en día se sabe que la actitud positiva es beneficiosa para la salud, y resulta fácil comprobar los saludables efectos fisiológicos de la alegría, la risa, la esperanza o el amor en contraposición con los efectos negativos de la depresión, el resentimiento y la angustia.

Es sabido que cuando se padecen presiones psicológicas derivadas de problemas económicos y tensiones sociales, la gente tiende a enfermarse más, algunos con repetición de gripes, catarros, problemas respiratorios, y otros con mala digestión, dolores de espalda, de cabeza, mal humor y hasta disminución de la libido.

Disciplinas como la psiconeuroinmunología consideran que el componente psicológico es parte fundamental en el proceso de la salud, y es por eso que se puede observar cómo personas con buen humor o con un buen estado psicológico son poco propensas a padecer enfermedades.

Es por este motivo que la psiconeuroinmunología (PNI) es la ciencia transdisciplinaria que en los últimos diez años ha cautivado a inmunólogos, endocrinólogos, psiquiatras, biólogos, oncólogos y otros especialistas de la salud de todo el mundo. Esta ciencia estudia las interacciones y comunicación bidireccional entre el comportamiento, el sistema nervioso central, el sistema endocrino y el sistema inmunológico.

Casi todas las enfermedades son psicosomáticas, y el estrés es un elemento importante en unas cuarenta dolencias que van desde el asma, la artritis reumática, el herpes, la tuberculosis y hasta el cáncer. Los especialistas explican que existe una conexión directa entre el sistema nervioso central, el endocrino y el inmunológico que permite al cerebro controlar funciones inmunológicas. Las fibras nerviosas ramificadas están unidas a órganos del sistema inmunológico: timo, bazo, ganglios linfáticos que cuando se activan, el cerebro puede controlar las funciones inmunológicas.

Cabe recordar que el sistema inmunológico es el encargado de defendernos de agentes extraños como virus, bacterias, hongos, parásitos y células malignas o con información genética incorrecta. El haberse descubierto la comunicación entre el cerebro y los sistemas nervioso central, endocrino e inmunológico, ha ayudado a entender cómo es posible que situaciones estresantes puedan tener efectos sobre la salud.

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