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 sábado, 15 de noviembre de 2003

Editorial
El aumento salarial

Existen noticias sobre cuyo análisis se detienen todos los especialistas y acerca de las cuales divergen, por ende, las interpretaciones. Es que sobre todo en el ríspido territorio de debate en que se ha convertido la economía en esta Argentina contemporánea los puntos de vista varían notablemente, no sólo en función de las obvias diferencias ideológicas sino también a partir de posicionamientos coyunturales dentro de la esfera política. Por tal razón, en ciertos casos conviene detenerse en primer término sobre el veredicto que da la gente. El aumento de sueldos y jubilaciones mínimas que dispuso el gobierno nacional el martes pasado se convirtió de inmediato en motivo de controversia y sesudas opiniones entre quienes son portavoces autorizados del saber económico; entre ellos, las discrepancias fueron profundas. Sin embargo, el veredicto popular resultó unánime y consistió en una satisfacción que no merece ser relativizada.

Y ciertamente que la reacción resulta lógica en trabajadores y jubilados, que verán incrementada a partir de enero próximo su capacidad adquisitiva, tan afectada desde la devaluación del peso. La suma fija de $50 para los sueldos y el incremento de $20 para la jubilación mínima no constituyen ninguna panacea pero sin dudas ameritan una sonrisa. Es que durante largo tiempo los ingresos de los asalariados y la clase pasiva fueron objeto de un injustificable congelamiento, que perjudicó a quienes los percibían hasta llevarlos en muchos casos a niveles lindantes con la miseria.

Sin embargo, corresponde detenerse sobre una aclaración: es que la saludable intención que deja traslucir el aumento puede diluirse y quedar sólo en eso, en intención, si la incipiente inflación no es controlada. Otro detalle que no conviene eludir es que el encarecimiento del costo laboral se convierte en un freno para la generación de empleo.

El gobierno ha manifestado que la suba responde a "la utilización de 1.350 millones de pesos, producto de la reserva hecha en los últimos meses". Resulta patente, entonces, que la idea es reactivar la economía a partir del consumo interno; de otro modo, esa suma hubiera constituido un sólido reaseguro para los tiempos que se avecinan.

Más allá de tecnicismos, el aumento es un alivio para los sectores que han venido pagando el elevado precio de la crisis. Ante lo cual todo lo demás queda relativizado.

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