Análisis

El salario del miedo

Mauricio Maronna / La Capital

La gaffe cometida por el futuro ministro de Gobierno santafesino, Alberto Gianeschi, admitiendo que aceptó el cargo tras mensurar que la renuncia a su jugoso sueldo de camarista sería recompensada dentro de cuatro años con dos jubilaciones, deja al gobernador electo, Jorge Obeid, entre la espada y la pared. Además, pone en franca evidencia lo publicado por La Capital hace dos domingos atrás: el desfasaje salarial en el Estado provincial.

Las declaraciones del abogado de Reconquista cayeron en el obeidismo como una patada en el hígado. "El Mereke (como se lo apoda a Gianeschi) metió la pata hasta el cuadril. No sé cómo saldremos de esto, pero la inexperiencia empieza a hacernos pagar costos", se sinceró ayer un hombre de trato directo con el gobernador electo antes de pedir que su nombre permanezca en el anonimato. "Si el sueldo actual de Gianeschi es de 6.500 pesos por mes, dentro de cuatro años habrá cobrado 312.000 pesos. Como ministro, al final de su gestión habrá cobrado 144.000 pesos. Ahí salta una diferencia de 168.000 pesos", intentó justificar otra fuente.

Obeid tuvo dificultades a la hora de las designaciones (aún restan casilleros importantes por ocupar) como consecuencia directa de las remuneraciones que perciben los ministros, una circunstancia que él mismo blanqueó el 28 de octubre en una entrevista con este diario: "Por ahí uno busca personas prestigiosas que están en la actividad privada y (ellas) hacen un par de números y muestran que es mucho más lucrativa que venir a la función pública a ganar menos y que los estén puteando todo el día".

"Yo te avisé", podría cantarle ahora Obeid (cual Vicentico) a su futuro ministro.

La administración que viene planteó que su legitimidad a la hora de gobernar estará basada en el derrame de ejemplaridad que bajará de sus principales funcionarios, una conducta indispensable a la hora de llevar a la práctica "la otra forma de hacer política" que se voceó en la campaña electoral.

En mérito de semejante background, el "sincericidio" de Gianeschi complica a Obeid, máxime cuando se trata de alguien que tendrá injerencia en la reforma política, la policía y el Poder Judicial.

¿Obeid hará borrón y cuenta nueva o mostrará, aun antes de asumir, que su propósito de cambiar la relación entre gobernantes y representados está lejos de ser un mero jueguito para la tribuna?